Por Jaime Ojeda.
Solo el tiempo dirá si los militares estadounidenses tienen razón en no recomendar la progresiva retirada de tropas en Afganistán, 10.000 este año y otras 10.000 antes del verano de 2012; es decir, justo antes del recrudecimiento veraniego de la insurrección talibán. Por un lado se verán privados de efectivos importantes para rematar lo que han empezado a conseguir. Pero por el otro, el mantenimiento de fuerzas para su despliegue en otras zonas, como estaba planeando, al este y noreste del país, habría significado una continuación indefinida de la intervención militar americana, en contra del sentimiento de la opinión general en Estados Unidos y en contra de la reducción del déficit y de la deuda, principal objetivo político del país en este momento.
El secreto de lo que el presidente estadounidense, Barack Obama, se propone en Afganistán yace en las siguientes frases de su discurso (para acceder al vídeo del discurso, haga clic aquí):
“Lo que podemos hacer, y lo que haremos, es construir una alianza con la población afgana que perdure – una alianza que asegure que podamos seguir combatiendo a los terroristas y apoyando al gobierno soberano de Afganistán.
”Por supuesto, nuestros esfuerzos deben centrarse también en los refugios terroristas en Pakistán. Ningún país está más en peligro por la presencia de extremistas violentos. Por eso continuaremos presionando a Pakistán para que aumente su participación para asegurarle a esta región marcada por la guerra un futuro pacífico. Trabajaremos con el gobierno pakistaní para eliminar de raíz el cáncer que supone el extremismo violento, e insistiremos en que mantengan sus compromisos. Que nadie albergue dudas: mientras yo sea presidente, Estados Unidos jamás tolerará un refugio seguro para aquellos que quieren matarnos. No podrán esquivarnos, tampoco escapar a la justicia que merecen”.
Obama quiere dejar la suerte del país en manos de los afganos, a los que va a obligar a comprometerse a permitir un número de tropas americanas en ciertas bases y así poder realizar operaciones especiales contra cualquier brote del terrorismo, o poner coto al abrigo de los terroristas en Pakistán.
¿Será suficiente? En Afganistán ven la retirada de tropas americanas como la de los soviéticos en su tiempo. No tienen fe en sus propias tropas, mal armadas, peor entrenadas, infiltradas por el ISI pakistaní y por los iraníes. Temen además que surjan los mismos factores que condujeron al caos de guerras civiles de los últimos veinte años.
Jaime Ojeda es profesor de la Universidad de Shenandoah, Virginia, y colabora regularmente en Política Exterior.
Para más información:
Nuria del Viso, «Negociación y reconciliación en Afganistán». Política Exterior núm. 137, septiembre 2010.
José María Robles Fraga, «Año decisivo para Af-Pak». Política Exterior núm. 133, marzo-abril 2010.
Editorial, «Obama’s plan for Afghanistan». Financial Times, junio 2011.
Seth G. Jones, «Obama on Afghanistan: Strategic Drawdown or Rush for the Door?». RAND Corporation, junio 2011.