Después del fatídico episodio de los últimos comicios municipales, los dominicanos volvieron a las urnas a elegir las autoridades de la administración local, los ayuntamientos, distritos y juntas municipales. El proceso transcurrió con una calma relativa, con todos los ojos críticos puestos sobre el accionar del órgano electoral, la Junta Central Electoral (JCE). Tras la suspensión de las elecciones del 16 de febrero, se produjo un singular efecto en la ciudadanía. La participación de jóvenes dentro del debate político fue aumentando de manera escalonada, fenómeno extraño dentro de la juventud dominicana, caracterizada hasta ahora por una actitud pasiva frente a los problemas político-sociales del país.
Protestas pacíficas frente a las inmediaciones de la JCE fueron el día a día de los dominicanos. Las manifestaciones dieron lugar a la incorporación de nuevos miembros en el debate electoral entre las élites políticas ante el Consejo Económico y Social, que sirvió de escenario para el encuentro entre representantes del gobierno y la oposición, contando con la presencia de la sociedad civil, al objeto de tomar medidas frente a la celebración de las elecciones extraordinarias.
Ya el día de las elecciones, tal como había decidido el pleno de la JCE, la modalidad en la que estas se desarrollaron fue mediante el voto manual y el uso de escáneres para el envío de las actas de votación desde las distintas mesas de los centros electorales. Esta forma de ejercicio del voto había sido empleada en las elecciones generales anteriores y el uso de los escáneres había sido suspendido, dadas las quejas sobre su eficacia por parte de diversos sectores, incluida la oposición.
Resultados provisionales
De un total de 158 municipios, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), principal fuerza opositora, ganó 80 de estos (el 55% del total). Dentro de estos municipios, el PRM retuvo la alcaldía del Distrito Nacional, la capital dominicana, llevando como candidata a Carolina Mejía, hija del expresidente Hipólito Mejía (2000-2004), con un 57,54% de los votos, frente a su competidor más cercano, Domingo Contreras (PLD), que obtuvo un 32,11%.
Por su parte, el partido oficialista, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), obtuvo 64 municipios (el 41%), donde el candidato Abel Martínez conservó su posición como alcalde de Santiago, segunda ciudad más importante del país, con un 66,90%. Los municipios restantes fueron divididos entre otros partidos minoritarios, incluida la alcaldía de la ciudad de Higūey, en la provincia de La Altagracia, donde Karina Aristy (PLD), hija del destacado político Amable Aristy, perdió la alcaldía, escaño que ostentaba desde 2002, con una diferencia de 12,5%.
En términos generales, los resultados suponen una diferencia en cuanto a votos totales entre los dos partidos principales que no supera el 2%. Un reto para ambos de cara a las próximas elecciones generales.
Por otro lado, hay que reconocer la labor de la Junta Central Electoral para la celebración de estos comicios extraordinarios. La prueba de fuego para que efectivamente el sistema electoral dominicano pueda iniciar su camino hacia una consolidación democrática recae sobre lo que acontezca en las elecciones generales del 17 de mayo. La población dominicana se volcará a las urnas nuevamente, pero esta vez para decidir quién será su presidente y la conformación del Congreso Nacional. Ha quedado evidenciado que, como ocurrió en las elecciones suspendidas de febrero, la modalidad para el ejercicio del voto será manual, quedando en el olvido el voto automatizado.
Bajo el contexto actual, no podemos ignorar la presencia de un actor fundamental: la pandemia del coronavirus. Se esperaba una alta participación electoral en las municipales, dada la alta inconformidad del pueblo dominicano producto de la suspensión previa. Sin embargo, la abstención fue elevada, pese a las medidas de seguridad e higiene que se aplicaron en los centros de votación.
Con miras a las próximas elecciones, se espera que las disposiciones tomadas por el gobierno dominicano frente a la expansión de la pandemia del coronavirus tengan el efecto inmediato deseado y que el panorama sociopolítico se aclare antes de su celebración. No obstante, la campaña electoral para las elecciones generales se ha visto afectada por la solicitud de declaratoria del estado de emergencia por parte del presidente, Danilo Medina, donde se incluiría la prohibición de realizar actos y eventos vinculados a esta.
De lo vivido podemos resaltar que el pueblo dominicano aún espera respuesta sobre los acontecimientos que provocaron la suspensión de las pasadas elecciones. Una comisión formada por organismos internacionales, con presencia de la Organización de Estados Americanos, se encuentra en el proceso de investigación. Por otra parte, es preciso resaltar la importancia que ha tenido la participación de la juventud dominicana y su interés manifiesto de convertirse en actores activos del debate político. Son ellos quienes vivirán las consecuencias de las decisiones y acciones que se lleven a cabo en la actualidad.