Aunque Ucrania ha desaparecido del foco de los medios de comunicación, la guerra contra secesionistas apoyados por Rusia en el este del país continúa. En 2013, manifestantes ucranianos abarrotaron la plaza Maidán en demanda de un cambio político, mostrando su descontento con la situación económica y social. Gran parte del país manifestó sus anhelos de una Ucrania diferente, menos corrupta y más cercana al bloque occidental y la Unión Europea.
Seis años después, poco ha cambiado. Los nuevos gobiernos no han sido capaces de acabar con la corrupción y terminar con el conflicto ruso. Sin embargo, la aparición de nuevos partidos políticos y el nombramiento del nuevo presidente, Volodímir Zelenski, que ha prometido una regeneración del país, han dado alas al optimismo. En este ámbito, la UE mantiene un papel fundamental. Y es que, como se comentó en el seminario organizado por CIDOB en el Espacio Bertelsmann de Madrid (“Why Ukraine Matters”), Ucrania es importante para la Unión. O al menos, debería serlo.
Las expectativas europeas de que Rusia, tras la caída del Muro de Berlín, se integrara en el sistema internacional como una potencia democrática y con una economía de mercado se desvanecieron con los enfrentamientos armados que tuvieron lugar en el este de Ucrania en 2014. La caída de la Unión Soviética llevó a proclamar el “fin de la historia”, sin embargo, como mencionó en el cierre del acto el director de la Oficina de Análisis y Previsión del MAEC, José Antonio Sabadell, el anuncio resultó prematuro. El hecho de que Bruselas (sede tanto de la UE como de la OTAN) haya llevado a cabo una política de ampliación hacia el este pone en jaque a Moscú. Hoy Rusia es un actor revisionista que ha demostrado estar dispuesto a emplear el uso de la fuerza y la anexión de territorios para mantener sus áreas de influencia. Para Rusia, Ucrania, y el resto de países eslavos constituyen una región fronteriza con Occidente, en la que mantener y extender su dominio
El nuevo escenario ucraniano abre, según la periodista ucraniana Anna Korbut, una ventana de oportunidad para la UE. A través de la cooperación con Ucrania, apoyando la lucha contra la corrupción y el crecimiento económico, así como las sanciones que mantiene desde 2014, la UE tiene una oportunidad de reforzar su papel como actor internacional. De esta forma, disiparía las dudas de su capacidad de acción exterior, y sobre todo, haría frente a la amenaza geoestratégica que supone el vecino ruso.
Por su parte, Ucrania tiene reformas pendientes. Va por el buen camino, aunque tiene aún muchos desafíos que afrontar, conforme las declaraciones de Anastasia Krasnosilska, parlamentaria ucraniana y encargada del Centro de Acción Anticorrupción de Ucrania. Las últimas elecciones han mostrado que los ciudadanos quieren un cambio. Además, han pasado el filtro de los observadores internacionales, los cuales certificaron que estuvieron libres de intervenciones.
Las reformas van encaminadas a crear un nuevo sistema judicial independiente que genere confianza y luchar contra la influencia de los oligarcas que controlan los medios de comunicación, empresas energéticas y negocios metalúrgicos del país. También es relevante la reforma del sistema bancario y la lucha contra el blanqueo de capitales.
Corrupción endémica
Todas estas transformaciones van en la línea que demanda la Unión, representada por Peter M. Wagner, encargado del grupo de apoyo para Ucrania de la comisión, para mantener relaciones más estrechas. La UE necesita una Ucrania fuerte, democrática, y libre de corrupción. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer. La lucha contra la corrupción endémica no solo tiene que apreciarse en los niveles altos, sino también a escala menor, en la llamada petty corruption. Los sobornos están a la orden del día, en la policía, en la sanidad, en los servicios sociales… La transformación tiene que ser real a todos los niveles, y eso conlleva tiempo.
La UE se muestra predispuesta a cooperar con Ucrania. Así lo transmitió Francisco Fonseca, jefe de la Representación de la Comisión Europea en Madrid, en el seminario de CIDOB, cuando mencionó la canción de los Beatles “All together”, para describir la situación. Muestra de ello es también la Cumbre UE-Ucrania celebrada el pasado julio, en la que la UE defendió la integridad territorial del país eslavo, y debatieron el futuro del Acuerdo de Asociación para promover unos vínculos más estrechos.
Hay que mantener la atención en la evolución del país y en la futura cumbre del cuarteto de Normandía (formado por los gobernantes de Ucrania, Rusia, Francia y Alemania) que se celebrará en Francia el próximo 9 de diciembre. Esta tendrá como objetivo abrir una nueva etapa en la aplicación de los Acuerdos de Minsk e intentar conseguir una resolución del conflicto entre Ucrania y Rusia, que afecta a 5 millones de personas y ha dejado 3000 muertes civiles, según la ONU.
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