Sistema financiero: Islandia, un modelo alternativo

 |  23 de abril de 2012

 

Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: heterodoxia islandesa.

La quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 se llevó por delante el sistema bancario de Islandia, que suponía un 900% del PIB. El gobierno se vio obligado a nacionalizar el banco Kaupthing y a intervenir las otras dos entidades más importantes, los bancos Glitnir y Landsbanki, incluida su filial por Internet, Icesave, cuyas cuentas de alta rentabilidad habían hecho furor en Reino Unido y Holanda. Conjuntamente, las tres entidades representaban cerca del 90% del sistema bancario islandés.

La moneda nacional se desplomó, la bolsa perdió tres cuartas partes de su valor y el mercado inmobiliario cayó más del 20%. El colapso económico provocó una inyección de liquidez de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2.100 millones de dólares, y de los vecinos nórdicos, que aportaron 2.500 millones más. Los protestas ciudadanas lograron la dimisión en bloque del gobierno del conservador Geir Haarde, a quien, tras las elecciones anticipadas de abril de 2009, sucedió Johanna Sigurdardottir. Ese año el PIB cayó el 7%.

El gobierno llegó a un acuerdo con los bancos para perdonar las deudas hipotecarias que superaran el 110% del valor de la vivienda. Además, la Corte Suprema falló en junio de 2010 la condonación de las pérdidas causadas por la devaluación de la corona en los préstamos indexados a monedas extranjeras. En conjunto, se estima que desde finales de 2008 los bancos de la isla han perdonado préstamos equivalentes a 13% del PIB.

Las autoridades británicas y holandesas se hicieron cargo de los depósitos de los más de 300.000 ahorradores extranjeros afectados por la quiebra de Icesave, reponsabilizándose del error de supervisión de sus reguladores, pero exigiendo a Islandia la indemnización íntegra de lo pagado. Sin embargo, el 93% de los islandeses se negó en referéndum a asumir la devolución de los casi 4.000 millones de euros reclamados (30% del PIB) en 15 años y al 5,5% de interés. Tras una nueva negociación, el Parlamento aprobó un acuerdo para escalonar la devolución en 37 años y a un 3%. Esta vez, fue el presidente quien se negó a firmar la ley y volvió a consultar a la ciudadanía, que en abril de 2010 volvió a negarse (por un 60%) a asumir la responsabilidad por los desmanes de sus banqueros.

Según las previsiones del FMI, Islandia crecerá este año un 2,4% con un sistema bancario perfectamente capitalizado que ahora supone un 200% del PIB. Islandia está adelantando los pagos al Fondo y ha recuperado el grado de inversión de las tres grandes agencias de calificación. El FMI admite que la combinación de herramientas poco ortodoxas ha resultado eficaz para Islandia pero no está convencido de su aplicabilidad en otras crisis europeas. ¿Cuánto más tendrá que caer el pib de los países periféricos de la zona euro para que las dudas sobre la eficacia de la ortodoxia se torne en certeza?

 

Para más información:

Pablo Colomer, «La vía islandesa: cómo tratar con el abismo». Estudios de Política Exterior, mayo 2011.

Fernando Barciela, «Crisis sin castigo». Economía Exterior 60, primavera 2012.

 

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