El 3 de diciembre se reunieron los ministros de Asuntos Exteriores de los países integrantes de la OTAN para discutir los detalles de la nueva fuerza de reacción rápida. Esta actuará en la zona de Europa del Este, en lo que se presenta como una clara respuesta a la amenaza de Rusia en Ucrania. La fuerza de reacción rápida forma parte de un plan de mejora de las capacidades de la Alianza Atlántica, acordado el 5 de septiembre en la Declaración de la Cumbre de Gales. Según Alexander Vershbow, Gales ha sido «el mayor refuerzo de la defensa de la OTAN desde el fin de la guerra fría». Su importancia refleja en el compromiso de los Estados miembros de aumentar el presupuesto de la Alianza a un 2% del PIB. Como señaló Jens Stoltenberg, nuevo sectetario general de la OTAN, «reducir el presupuesto de defensa en tiempos de paz tiene sentido. Pero ya no vivimos en tiempos de paz».
Aunque la fuerza de reacción rápida de la OTAN está operativa desde 2006, lo que diferenciará a este nuevo operativo, denominado very high readiness joint task force (VJTF, fuerza conjunta de disponibilidad muy alta), es que actuará de forma inmediata y efectiva ante amenazas repentinas. Contará con tropas del ejército de tierra, aire y de la marina, y fuerzas de operaciones especiales. Estarán entrenadas colectivamente y existirá una coordinación de equipos e infraestructuras entre los soldados de los distintos países. Mientras que hasta la fecha las fuerzas se desplegaban en mínimo 30 días, cuando no en 90 o incluso 180, el objetivo es ser capaz de desplegar estas unidades en 48 horas. Para ello, no solo es clave la capacitación de las tropas, sino también el esfuerzo en infraestructura de los países de Europa Oriental como Polonia y Rumania que posibilite esa respuesta inmediata.
El presidente Putin ya ha declarado que esta operación es percibida por Rusia como una amenaza, y la OTAN afirma que es una respuesta a la ofensiva rusa en Europa. En palabras de Ivo Daalder, representante permanente de EE UU en el Consejo del Atlántico Norte desde 2009, «es una señal a Putin y a Moscú que básicamente quiere decir: no pienses ni por un momento en hacer lo que estás haciendo en Ucrania en el territorio de la OTAN porque reaccionaremos rápidamente y con la fuerza máxima para garantizar que fracasas». Por otro lado, Michael McFaul, embajador de EE UU en Rusia hasta febrero pasado, considera que el movimiento que ha dado Rusia en Ucrania es una jugada en la que todos pierden, incluída Rusia, debido a que no tiene objetivos definidos, ni una estrategia para recuperar el imperio perdido. Para el diplomático, este movimiento de Putin ha sido emocional y poco meditado. Asegura que la anexión de Crimea aumentó la popularidad de presidente ruso y se vendió a los ciudadanos como una reunificación, no una anexión. La propaganda rusa ha traído a debate cuestiones que hace años estaban olvidadas, como la amenaza de «los nazis y la OTAN». Debido al apoyo popular que tienen estas acciones ofensivas en Rusia y a la inestabilidad de Ucrania, es difícil para la OTAN negociar con Putin, sobre todo cuando las tácticas militares ya no son simplemente disuasorias, sino irremediablemente persuasorias.
Sin embargo, la OTAN insiste en que no busca un enfrentamiento con Moscú. El secretario general, Stoltenberg, insiste en que «no estamos buscando una nueva guerra fría. Queremos cooperación, pero debemos estar preparados para defender a nuestros aliados. Somos una organización defensiva, nuestro objetivo es la defensa». Para la OTAN, Rusia está partiendo de ideas autoritarias y no están dispuestos a satisfacer sus exigencias. Una de las peticiones de Moscú es que la Alianza garantice que Ucrania nunca será miembro. Ante esto, Stoltenberg ha denunciado «la falta de comprensión de lo que es una nación soberana» que legalmente puede decidir sobre sus alianzas y tratados. De hecho, la organización ha elaborado un informe titulado «Los cinco principales mitos de Rusia sobre la OTAN» en los que queda patente la tensión en sus relaciones, abordando temas como la mentalidad de guerra fría, la soberanía nacional, la legalidad internacional o el pensamiento expansionista. Por el momento, no parece que la vía de la negociación sea posible.