Una trabajadora, al final de la jornada electoral en Dakar, el 30 de julio de 2017. GETTY

Rompiendo esquemas: la democracia senegalesa

María Rodríguez Alcázar
 |  7 de septiembre de 2017

¿Presidentes vitalicios? ¿Elecciones fraudulentas? ¿Baja implicación política de la población? Los países africanos cargan a sus espaldas con numerosos estereotipos. Siendo el único país de la región exento de haber presenciado un golpe de Estado, Senegal rompe los esquemas de los más pesimistas sobre la democracia en el continente. “Bastión democrático” de África Occidental, lo llaman. Los cierto es que desde su independencia las transiciones de partidos se han vivido de forma pacífica a través del ejercicio electoral.

La negación de abandonar el poder del expresidente gambiano tras la expresión de la voluntad popular o la reciente anulación de las elecciones kenianas son algunos de los hitos políticos de este año en el continente africano. En contraste, las elecciones legislativas de Senegal del 30 de julio han vuelto a confirmarlo: la democracia senegalesa es un referente y modelo a seguir para el continente. Los últimos comicios ofrecen algunas claves sobre su funcionamiento.

 

senegal_elecciones

 

Conciencia democrática y política a pie de calle

Calles empapeladas de arriba abajo junto a viandantes portando camisetas de las diferentes coaliciones. No resultaba fácil la tarea de vivir ajeno a los comicios durante la campaña electoral. Los constantes debates en la radio y la televisión pública inundaban el país. Por su parte, los candidatos a las elecciones legislativas llevaban a cabo una estrategia de proximidad a la población propia de los sistemas mayoritarios. Desde campañas en el autobús urbano, hasta partidas de futbolín con los jóvenes. No importaba la acción, lo esencial era estar cerca de la gente y atraer su participación.

 

 

De hecho, la fuerte implicación política de la sociedad en los comicios no fue baladí: en estas elecciones un 54,11% de electores acudieron a las urnas, participación 12 puntos superior a la de las legislativas francesas de este año. Una tasa en cualquier caso baja para la tradición senegalesa, que llegó a alcanzar el 70% en 2007.

 

Un sistema en constante evolución

Poco a poco el sistema electoral senegalés va introduciendo cambios, el último de ellos con el fin de agilizar los comicios. Los electores ya no han tenido que coger un ejemplar de todas las listas concurrentes al entrar en las cabinas de voto, sino solo un mínimo de cinco. Esta medida ha estado motivada por un récord histórico en el país: 47 candidaturas diferentes se disputaban los asientos en el hemiciclo senegalés. Esta marca ha batido el récord de 2012, con 24 listas.

No es la única novedad. Por primera vez la diáspora senegalesa elige directamente a 15 representantes en la Asamblea Nacional. Hecho que responde al aumento de la conciencia sobre los expatriados senegaleses –casi tres millones según las estimaciones– que, en palabras del ministro de Economía, Amadou Bâ, representan en términos económicos “el primer donante de Senegal”, con un impacto equiparable al de todas las ayudas internacionales que recibe el país juntas.

 

De facto, ¿cómo funcionan las elecciones en Senegal?

Con la representación de la diáspora el número de diputados en la Asamblea Nacional asciende a 165. Dos por cada uno de los 45 departamentos de Senegal y 15 por las ocho circunscripciones en el exterior, elegidos por el sistema mayoritario, es decir, la lista más votada. Esto dota de holgada ventaja a los partidos grandes, a priori poco compatible con el alto número de candidaturas concurrentes a las elecciones. Es por ello que el sistema se trata de compensar con los 60 diputados restantes, distribuidos proporcionalmente al número de votos obtenidos por cada lista a nivel nacional.

En la práctica las listas concurrentes se organizan en torno a coaliciones de ideología semejante compuestas por partidos y movimientos de todo tipo (tradicionales, modernos; grandes, pequeños; más o menos organizados). Son muchos quienes tachan a los partidos pequeños de simples “medios de presión sin ninguna representatividad […] escondidos tras amplias mayorías”. Lo cierto es que el resultado ha sido una Asamblea Nacional con 14 partidos representados, diez de ellos con un solo diputado.

 

Embed from Getty Images

 

Elecciones no inmunes a los incidentes

No ha sido todo color de rosa en las elecciones senegalesas. La campaña no se mostró inmune a la violencia. El riesgo de alteración en las manifestaciones hizo cancelar todos los acontecimientos deportivos y culturales hasta las elecciones.

A esto se suma un problema no menor en un proceso electoral con garantías: días antes de los comicios el 30% de la población no contaba con su documento de identidad, según el ministro del Interior. Senegal en 2016 fue pionero en implantar el nuevo carnet biométrico de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), que unifica y moderniza el documento nacional de identidad y la tarjeta de elector. Antes de los comicios toda la población debía haber tramitado su renovación. Dado el incidente se tuvieron que habilitar procedimientos extraordinarios para comprobar la identidad de las personas votantes, lo cual retrasó los escrutinios en muchos colegios. La oposición critico con dureza el retraso en la expedición de los carnets, denunciándolo como medida para reducir la participación en las urnas.

Sin embargo, todo ello no resultó señal de mal desarrollo de las elecciones para los múltiples observadores internacionales que siguieron el proceso. Para Catherine Samba-Panza, presidenta de la misión de observación internacional, “pese a todos los errores, los electores acudieron en calma y con mucha paciencia a votar”.

 

Los protagonistas de los comicios

Las legislativas dejan dos anécdotas en forma de candidatos: por una parte el expresidente Abdoulaye Wade, quien a sus 91 años volvió a la escena política pretendiendo liderar la oposición a través de la coalición Wattu Senegal (Ganar Senegal, en wolof). Por otra, el alcalde de Dakar, Khalifa Sall, erigido en el verdadero líder de la oposición con Manko Taxawu Senegal (Coalición por el Renacimiento de Senegal), autodenominado “rehén político” por su encarcelamiento preventivo hace unos meses ante la acusación de malversación de fondos públicos. Una parte de su campaña electoral se desarrolló desde la prisión.

Los números tras los comicios son claros: la coalición Benno Bokk Yakaar (Unidos en la esperanza) liderada por el presidente Macky Sall obtuvo el 49,48% de los votos, lo que se tradujo en 125 diputados en la Asamblea Nacional. Con estos datos, el presidente renueva con creces su confianza para el resto del mandato. Aun así, esta antesala de las presidenciales de 2019 abre interrogantes y deja una lucha abierta entre el actual presidente de la República y el alcalde de Dakar. Un duelo Sall-Sall en la arena política senegalesa. Macky versus Khalifa.

Guardar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *