El 13 de junio, al día siguiente de la masacre en la discoteca Pulse de Orlando (Florida) donde murieron 50 personas por los disparos del fusil de asalto AR-15 del exguardia de seguridad Omar Mateen, el precio de las acciones de grandes fabricantes de armas de fuego como Smith & Wesson se disparó en bolsa, una respuesta habitual del mercado ante la posibilidad de que una reacción legislativa para limitar el acceso a armas de gran calibre aumente su demanda. Sin embargo, sucedió todo lo contrario.

Matteo Renzi, que tras su paso por la alcaldía de Florencia dio el salto al gobierno central para intentar acabar con las tradicionales disfunciones de la política italiana, comienza a ser visto por un importante sector del electorado más como parte del problema que de la solución. En las últimas elecciones al Parlamento Europeo, el Partido Demócrata de Renzi superó el 40% de los votos, pero en las recientes elecciones locales, sus candidatos fueron barridos en las urnas.

Microsoft sorprendió a los mercados el 13 de junio al anunciar la compra de Linkedin, la red social de contactos profesionales y ofertas de empleo, por 26.200 millones de dólares, con una prima del 47% (196 dólares por título frente a los 133 que valía). La operación es a día de hoy la mayor firmada en el sector tecnológico.

La entrada del ejército en iraquí en Faluya y la ofensiva del gobierno libio contra Sirte, la ciudad en la que tiene su bastión Estado Islámico/Daesh, está sometiendo a los yihadistas a una presión militar que le va a obligar a replantear su estrategia de crear enclaves territoriales para consolidar el pseudocalifato que proclamaron en junio de 2014. Todas las experiencias yihadistas en esa dirección han resultado fallidas o están en proceso de desintegración, como ha ocurrido con Wilayat al Sudan al Gharbi (Boko Haram) en Nigeria, Muyao y Ansar Dine en Malí y Al Shabaab en Somalia.

El 14 de mayo, cuando la expresidenta Cristina Fernández fue citada a declarar por el juez Claudio Bonadío por pregunta gestión fraudulenta con las divisas del banco central, sus partidarios montaron a las puertas del tribunal una manifestación ante la que Fernández denunció una “persecución política” por la plutocracia nacional, que sepuestamente no le perdonaba las políticas sociales de su gobierno. Pero la realidad es testaruda.