El 8 de febrero murieron ahogados 24 emigrantes sirios frente a la costa de la provincia turca de Balikesir al naufragar la precaria embarcación en la que intentaban llegar a la isla griega de Lesbos. A diferencia de la conmoción mundial que causó en septiembre la foto del niño kurdo Aylan Kurdi en una playa turca tras otro naufragio en el que murieron 12 sirios, esta vez la noticia ha sido prácticamente ignorada por los grandes medios de comunicación europeos.

La antaño poderosa industria siderúrgica europea vuelve a estar al borde de la quiebra tras haber perdido en los últimos seis años 40.000 empleos, el 25% de su fuerza laboral. En Reino Unido, Tata Steel, el primer fabricante del país, acaba de anunciar el despido de 1.000 trabajadores mientras que ArcelorMittal, el mayor productor del mundo de acero, ha ordenado paralizar su planta española de Sestao tras registrar 7.900 millones de dólares en pérdidas en 2015, siete veces más que en 2014.

Las negociaciones entre Reino Unido y Bruselas para reformar los términos de la permanencia británica en la UE han entrado en su recta final. La propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a Londres accede parcialmente a las cuatro demandas del primer ministro David Cameron: protección de los intereses de los países que están fuera del euro, fomento de la competitividad empresarial, primacía de los parlamentos nacionales y restricciones a la migración intracomunitaria.

La puesta en órbita de un satélite por Corea del Norte ha demostrado que sus capacidades balísticas no han dejado de desarrollarse pese a las sucesivas rondas de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. El cohete norcoreano –el Kwangmyongsong-4– alcanzó la estratósfera en apenas nueve minutos y 29 segundos tras su lanzamiento. Si se reconfigurara como un misil balístico (ICBM) tendría un alcance de casi 12.000 kilómetros –suficiente para alcanzar la costa Oeste de EEUU– llevando una cabeza nu­clear de media tonelada. El anterior cohete norcoreano, el Unha-3, lanzado en 2012, tenía un alcance de 10.000 kilómetros.

La oferta de pago de Argentina a los fondos buitre (holdouts) –acreedores que rechazaron los canjes de títulos de 2005 y 2010–, que contempla una quita de alrededor del 25% sobre el valor de sus reclamos, y la eliminación del grueso de los subsidios a las tarifas eléctricas han sido los últimos pasos del enérgico comienzo del mandato de Mauricio Macri, que mantiene un apoyo en las encuestas superior al 70%, y refleja que los argentinos reconocen que el país había estado viviendo una economía ficticia.