Sobre el triunfo de Mauricio Macri ante el candidato oficialista Daniel Scioli en las recientes elecciones argentinas pende una sombra histórica: ningún presidente no peronista elegido democráticamente ha podido concluir su mandato constitucional desde que el peronismo irrumpió en la vida política argentina hace 70 años, unas veces por golpes militares –como en los casos de Arturo Frondizi (1958-62) y Arturo Illia (1963-66)– y otras por el acoso peronista a sus gobiernos, expresado en huelgas, movilizaciones y obstrucción parlamentaria, como ocurrió con Raúl Alfonsín (1983-89) y Fernando de la Rúa (1999-2001).

La intensa agenda diplomática internacional de François Hollande para sumar aliados en la guerra contra el Estado Islámico/Daesh no ha menoscabado el pilar militar de la estrategia de París contra el yihadismo, concretada en el envío del portaaviones Charles de Gaulle al Mediterráneo oriental para multiplicar los bombardeos aéreos contra las posiciones del Daesh en Siria e Irak.

El derribo de un cazabombardero SU-24 ruso el 24 de noviembre por fuego turco era un incidente anunciado. Mientras que Moscú asegura que no hubo violación del espacio aéreo turco y que su avión fue derribado desde tierra, Ankara afirma que los pilotos rusos fueron advertidos hasta 10 veces en cinco minutos de que se encontraban sobrevolando la ciudad turca de Yayladagi, en la provincia de Hatay, antes de que su avión fuera abatido por dos cazas F-16 turcos. La OTAN ha confirmado la versión turca.

Acabará desapareciendo el área Schengen de libre tránsito europeo por la incapacidad de la UE para proteger sus fronteras exteriores? ¿Qué impacto tendría ello para la economía de la zona euro y, sobre todo, para la continuidad de la UE? Hoy por hoy, quienes apuestan por la posibilidad de su desaparición parecen mayoría, dado que las “excepcionales” medidas restrictivas actuales en las fronteras interiores del área Schengen –creada en 1985 y que integra a 26 países, 22 de la UE más Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein–, podrían prolongarse sine die debido al doble –y devastador– impacto de la crisis de refugiados y los ataques de París del 13-N.

Cuando el papa Francisco visite Kangemi –gigantesco suburbio cercano a Nairobi (Kenia) donde viven 140.000 personas en extrema pobreza– en su actual gira por la República Centroafricana, Kenia y Uganda, podrá ver directamente cómo en uno de los países africanos relativamente más prósperos y políticamente estables de la región, coexiste la ostentación de riqueza con niveles abismales de miseria.