Stephane Charbonnier, el director de la revista satírica francesa Charlie Hebdo (CH) asesinado en el ataque yihadista del 7 de enero, dijo tras el atentado con cócteles molotov que sufrió su redacción en 2011, que la línea editorial se mantendría inalterable “hasta que el islam se hiciera tan banal como el catolicismo”. Sus burlas contra símbolos católicos provocaron que la iglesia francesa presentara a lo largo de los años una docena de querellas contra CH, que invariablemente perdió.

Los hermanos Cherif y Said Kouachi, autores del atentado contra la revista Charlie Hebdo, y Amedy Coulibaly, quien mató a una policía municipal y a cuatro ciudadanos judíos tras asaltar un supermercado kosher en París, habían sido objeto de seguimientos por el servicio de seguridad interior francés, dst, hasta poco antes de perpetrar sus crímenes, pero la vigilancia se interrumpió hace unos meses. Los servicios de inteligencia de ee uu advirtieron a sus homólogos franceses a finales de 2011 que Said había estado en Omán en el verano de ese año. La policía sospecha ahora que ambos hermanos viajaron luego a Yemen, donde habrían recibido entrenamiento militar.

Los atentados de París han mostrado una aparente contradicción: dos de los terroristas, los hermanos Cherif y Said Kouachi, dijeron ser miembros de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), mientras que Amedy Coulibaly, que asaltó una tienda judía de alimentación, se presentó como militante del Estado Islámico/Daesh, escindido de Al Qaeda desde que su líder, Abu Bakr al Bagdadi, decidió desobedecer las órdenes del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, de retirar de Siria a su grupo yihadista.

Alexis Tsipras, el líder de Syriza, un partido considerado de extrema izquierda por algunos, ha lanzado todo un desafío a la UE al querer renegociar la deuda pública griega (175% del PIB) y poner en marcha un programa de inversiones que saque al país del marasmo económico.

La solicitud del gobierno brasileño de colaboración internacional de cinco países –Suiza, Singapur, Panamá, Reino Unido y Hong Kong– para ayudar a localizar testigos en el caso de la trama corrupta en la petrolera estatal Petrobras es la indicación más contundente de la dimensión que ha adquirido el escándalo. En los últimos 10 años, se podrían haber desviado 3.850 millones de dólares de fondos de la compañía a diversas fuerzas políticas, pero sobre todo al oficialista Partido de los Trabajadores (PT).