La multa de 8.970 millones de dólares aplicada por las autoridades financieras y judiciales de Estados Unidos a bnp Paribas, el mayor banco francés, por haber violado las sanciones comerciales de la superpotencia a Sudán, Irán y Cuba, ha provocado un renovado cuestionamiento al papel del dólar en el sistema financiero internacional.

Aunque el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha restado importancia al potencial impacto del colapso de la empresa de wifi gratuito Gowex sobre la “marca España” y el mercado bursátil español, la prensa internacional sí que ha insistido en difundir el caso con todo lujo de detalles y profusión de comentarios hirientes.

Si algo faltaba para deteriorar aún mas la ya alicaída moral colectiva de los franceses por el estancamiento económico bajo el mandato del presidente más impopular de la historia reciente, era que el poderoso cargo presidencial –concebido por el general Charles de Gaulle como clave de la bóveda institucional de la V República– se viera en entredicho. En un hecho sin precedentes en la historia republicana francesa, el expresidente Nicolas Sarkozy fue conducido a dependencias policiales para ser interrogado durante 15 horas por delitos presuntamente cometidos durante su mandato. Sarkozy ha sido imputado por tráfico de influencias, violación de secreto sumarial y corrupción activa.

La espiral de violencia detonada por el asesinato de tres adolescentes judíos israelíes y uno palestino por ultranacionalistas y/o extremistas religiosos de ambos bandos, ha terminado por provocar una nueva ofensiva militar israelí sobre la franja de Gaza –la operación Margen Protector– y el lanzamiento por Hamás de cohetes cada vez más sofisticados y de largo alcance contra ciudades israelíes.

La prohibición en los aeropuertos de EE UU de aparatos electrónicos sin batería en vuelos transcontinentales, por temor a que esos dispositivos puedan ser sustituidos por explosivos, y la petición a los gobiernos europeos del secretario de Justicia de EE UU, Eric Holder, para que eviten que potenciales reclutas de grupos yihadistas viajen a Siria, demuestra la seriedad con la que Washington se está tomando la amenaza terrorista que supone el “califato” creado por el Estado Islámico (EI) en los territorios de Irak y Siria que controla esa organización escindida de Al Qaeda.