La catástrofe humanitaria creada en Sudán del Sur por la guerra interna amenaza con colapsar el Estado más joven del mundo, pero también una hambruna masiva que podría afectar a 3,7 millones de personas, casi una tercera parte de la población del país. Pero no toda la crisis sursudanesa es atribuible a factores humanos.

La industria petrolera occidental se ha convertido en el más férreo opositor a las sanciones económicas a Rusia. La razón es simple. Una mayor presión sobre Moscú supondría un impacto considerable para sus actividades de exploración y explotación de hidrocarburos.

Alemania sigue mostrándose reacia a imponer nuevas sanciones contra Rusia en respuesta a sus estratagemas para obstaculizar las elecciones del 25 de mayo. Las reticencias alemanas no se basan exclusivamente en razones políticas y económicas. Igualmente importantes son los vínculos históricos y culturales germano-rusos.

La creciente tensión en las relaciones de China con sus vecinos ha echado por tierra el lema del “ascenso pacífico”, que Pekín había utilizado para definir su surgimiento como gran potencia mundial. El último punto de fricción se sitúa en torno a las islas Paracelso (Xisha, para los chinos y Hoang Sa, para los vietnamitas), debido a la entrada en funcionamiento desde el 2 de mayo de una plataforma de exploración petrolífera de la petrolera estatal China National Offshore Oil Corporation (Cnooc).

La nueva victoria del Congreso Nacional Africano, con un 62,15% de los votos, en las elecciones generales del 7 de mayo ha seguido la estela del legado de Nelson Mandela y de los 20 años del fin del régimen del apartheid en 1994. En 2009 el cna captó el 65% del voto.