Aunque la diferencia entre las llamadas previsiones de invierno y primavera de la Comisión Europea para 2014 y 2015 no difieren en más de una décima –y no en todos los casos–, el tono del último documento presentado en Bruselas es muy distinto.

En un cambio de tono inesperado, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó el 7 de mayo que las elecciones previstas para el día 25 en Ucrania eran un “paso en la dirección correcta”. Incluso pidió a los separatistas de las regiones del Este que luchaban en los últimos días con armas contra el gobierno de Kiev, posponer el referéndum de autodeterminación previsto para el 11 de mayo. Putin sostiene ahora que es preciso crear “las condiciones necesarias para el diálogo”.

A la espera de que la comisión electoral iraquí de a conocer el 25 de mayo los resultados oficiales de las elecciones del pasado 30 de abril –las terceras desde la caída de Sadam Husein y las primeras sin la presencia de tropas extranjeras–, ya es posible sacar algunas conclusiones.

El fracaso de las negociaciones entre palestinos e israelíes impulsadas por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, ha forzado al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, a adoptar una nueva estrategia de presión. Tras alcanzar sorpresivamente su tercer acuerdo de reconciliación con Hamás y solicitar su adhesión a una quincena de tratados y convenios internacionales, Abbas quiere también suscribir el Estatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional.

El triunfo de Juan Carlos Varela, el vicepresidente y principal rival del actual mandatario panameño, en las recientes elecciones en Panamá, con el 39% de los votos, es una de las mejores noticias procedentes de América Latina. La razón es simple: el verdadero ganador ha sido la joven democracia panameña.