En las ceremonias de inauguración y clausura de los juegos olímpicos de Sochi, Vladimir Putin estuvo acompañado solo por tres jefes de Estado: el de Bieolorrusia, Aleksandr Lukashenko, el de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, y el de China, Xi Jingping. El único mandatario europeo que aceptó la invitación rusa fue el primer ministro holandés, Mark Rutte.

En su visita a Bruselas en el marco de la cumbre UE-EE UU, Barack Obama subrayó que su país está decidido a aumentar las exportaciones de gas licuado a la ue en las cantidades que necesite para reducir su dependencia energética de Rusia. La mera posibilidad de diversificar sus fuentes de suministro de energía es una buena noticia para Europa.

La anexión de Crimea por Rusia ha resucitado un problema que se venía larvando en Europa del Este desde hace años, y que había entrado desde hace unos años en una fase de relativa calma: Transnistria, una pequeña franja de territorio poblado por medio millón de rusófonos y que hace frontera entre la parte oriental de Moldavia y Ucrania.

La crisis de Crimea dio un pésimo marco internacional a la reciente cumbre de Seguridad Nuclear de La Haya. Vladimir Putin no se habría atrevido a ocupar Crimea si Kiev no hubiera renunciado en 1994 a su arsenal nuclear, unas 1.800 cabezas nucleares, solo por debajo de las de Rusia y EE UU.

La fragmentaria, contradictoria y confusa información brindada durante semanas por el gobierno de Malaisia sobre la desaparición del vuelo MH370 de Malaysian Airlines ha dejado en evidencia la opacidad del gobierno de Kuala Lumpur, controlado desde la independencia en 1957 por la Barisan Nasional, una coalición de partidos étnicos malayos.