Informe Semanal de Política Exterior
Isabel dos Santos, princesa de Angola, reina de Portugal
Con una caída del PIB del 1,5% en 2013, Portugal necesita atraer inversión exterior por todos los medios. Y Angola, con una media de crecimiento anual del 11,6% entre 2002 y 2011 debido al boom petrolero (la producción se duplicó en ese periodo hasta los 1,8 millones de barriles de crudo diarios), tiene dinero en abundancia.
ISPE:
Salida de la crisis: España, un lento despegue
Aunque una tasa de desempleo del 25% no invita precisamente al optimismo, fuera de España predomina cada vez más la percepción de que su economía está a punto de despegar. Comentando el crecimiento del PIB del cuarto trimestre –del 0,3%, frente al 0,1% del trimestre anterior–, el Financial Times señaló que la cifra confirmaba una serie de indicadores positivos que han devuelto la confianza a los mercados.
Francia: Hollande busca su identidad política
La filtración a la prensa del affaire amoroso de François Hollande no podía llegar en peor momento. Según una encuesta de Le Journal du Dimanche, Francia es fiel a sí misma: el 77% cree que un asunto privado no tiene por qué influir en el ámbito público.
Proliferación: primeros pasos de un largo viaje
Con pocos días de diferencia, Irán ha tenido pruebas tanto de las ventajas del diálogo como de los obstáculos que aún debe superar para ser reconocido plenamente por la comunidad internacional como un interlocutor legítimo. Por un lado, el 20 de enero se puso en marcha el cronómetro de los seis meses que Irán y el G-5+1 se han dado para alcanzar un acuerdo definitivo sobre el programa nuclear iraní.
Túnez: último reducto de la primavera árabe
El golpe de Estado y la destitución, el 3 de julio de 2013, del presidente islamista egipcio, Mohamed Morsi, tuvo un efecto paradójico en Túnez: desbloqueó el proceso democratizador, hasta entonces paralizado por la intransigencia de unas fuerzas políticas poco habituadas a la negociación y el consenso. No es casual. Las movilizaciones populares en Egipto contra los gobernantes islamistas y el subsiguiente regreso de los militares al poder fue una clara advertencia de los peligros de la polarización.