Las dos bombas que estallaron casi simultáneamente el 15 de abril en Boston, provocando tres muertos y 176 heridos, han sido el mayor atentado sufrido por EE UU desde el 11-S. Las bombas –artesanales pero eficaces para golpear a la multitud congregada en la famosa maratón de la ciudad–, fueron colocadas en un contenedor de basura, lo que puede indicar que el autor –o los autores– no fueron “lobos solitarios”.

La crisis económica y financiera que estalló en 2008 ha desencadenado otra igualmente profunda: la de la socialdemocracia europea, que se ha ido quedando sin respuestas adecuadas ante los nuevos problemas. Acostumbrados a gestionar modelos de crecimiento sostenido, los partidos de centro-izquierda no han sabido adaptarse al nuevo entorno económico, lo que les está causando una importante pérdida de credibilidad.

Las reformas económicas del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, están siendo recibidas con un inhabitual y unánime beneplácito por la prensa financiera, los think tanks y los inversores internacionales. Como resultado, el peso se ha fortalecido frente al dólar, la bolsa de México ganó un 13% entre noviembre y febrero y Standard & Poor’s ha elevado su calificación de estable a positivo por las expectativas generadas por la apertura del mercado mexicano a la competencia interna y externa.

El nombramiento como primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Salam Fayad en junio de 2007 alentó esperanzas, finalmente frustradas, de que su pragmatismo como negociador permitiría superar los innumerables obstáculos que impiden a los palestinos tener un Estado propio.

En 2006, por primera vez, los flujos de inversión extranjera directa (IED) a África subsahariana fueron mayores que las ayudas al desarrollo: 48.000 millones de dólares frente a 40.000 millones, respectivamente. Según cifras de la ONU, en 2008 la IED llegó a los 88.000 millones. Hoy duplica a la ayuda al desarrollo, que en 2012 fue de 130.000 millones de dólares.