Si hacía falta alguna prueba de que China se está convirtiendo en la gran potencia emergente del siglo XXI, la reciente visita del viceprimer ministro chino, Li Keqiang, a España, Reino Unido y Alemania lo ha terminado de corroborar.

Las revueltas en Túnez y Argelia comenzaron el 17 de diciembre, cuando un joven vendedor ambulante tunecino multado por la policía se quemó a “lo bonzo”.

Un año después del terremoto que devastó Haití, la situación apenas ha mejorado en algunos campos específicos y empeorado significativamente en muchos otros como la sanidad, con el estallido de una epidemia de cólera, y la gobernabilidad política, con un reciente proceso electoral fraudulento que ha creado un vacío de poder en Puerto Príncipe y reactivado la violencia política y la delincuencia en las calles.

La elevada participación en el referéndum que comenzó el 9 de enero en Sudán del Sur y en el que sus habitantes decidirán si quieren la independencia, anticipa un resultado abrumadoramente favorable a esa opción.

En 2010 China fue el principal socio comercial de Brasil por segundo año consecutivo, con un comercio bilateral de 56.400 millones de dólares.