El volumen de deuda que puede asumir un Estado desarrollado antes de que su peso lastre su economía y su moneda de manera intolerable, es un asunto sobre el que los economistas no se ponen de acuerdo. Pero dilucidar ese asunto es cada vez más urgente: los paquetes de estímulo fiscal y los rescates a la banca que muchos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han lanzado para evitar un agravamiento de la recesión, están llevando sus cuentas fiscales a extremos con pocos precedentes en el último medio siglo.

Los planes de la canciller Angela Merkel de reducir impuestos por valor de 24.000 millones de euros, después de que la economía alemana creciera el 0,3% en el segundo trimestre, demuestra que su gobierno está convencido de que la reactivación está aún lejos y que 2010 y 2011 se verán muy afectados por la crisis.

Los dos atentados suicidas masivos perpetrados en Bagdad el 25 de octubre, reivindicados por el llamado Estado Islámico en Irak, un conglomeradode grupos terroristas del que forma parte Al Qaeda, y que causó más de 150 muertos y cientos de heridos, ha sido el más grave en el país desde 2007 y se produjo –nada casual– en un momento crucial en el proceso de normalización política del país.

El 20 de octubre el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, anunció la inminente publicación de una “constitución apostólica” (que llevará la firma pontificia) para responder a las peticiones de clérigos y seglares anglicanos de todo el mundo, deseosos de entrar en “comunión” con la Iglesia de Roma.

Los disturbios de la semana pasada en Jerusalén fueron precedidos, como en otras ocasiones, por rumores que se extendieron como un reguero de pólvora anunciando que “los judíos” se aprestaban a ocupar el Monte de las Mezquitas o Monte del Templo para los judíos. El llamamiento a “proteger el monte de la conquista judía” por parte de radicales islámicos tuvo su más violenta expresión en el lanzamiento de cócteles molotov y piedras contra las fuerzas policiales que ingresaron a la Explanada de las Mezquitas para detener a los alborotadores.