Una de las posibles lecturas de la reciente entrada de Telefónica en el capital de Telecom Italia (TI), en compañía de otros socios italianos que, en conjunto, se hicieron con el 23,6% de la operadora, es que esa operación confirma la existencia de una alianza –tácita o no– entre Roma y Madrid. No parece casual que después de haber acudido Enel en ayuda del gobierno español con su desembarco en Endesa para evitar su venta a E.ON, Telefónica haya ido, a su vez, en socorro del gobierno italiano, que por nada del mundo quería ver a TI en manos de AT&T o Telmex, el conglomerado del mexicano Carlos Slim.

La defensa a ultranza del artículo 2 de la Constitución turca, que subraya el carácter laico del Estado –y, como tal, define la identidad misma de la nación– ha estado detrás de las masivas movilizaciones en Turquía en las últimas semanas, a pesar de que el pretexto declarado haya sido protestar contra la candidatura presidencial del islamista moderado Abdula Gül, actual ministro de Asuntos Exteriores y estrecho colaborador del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Las conclusiones parciales del informe de la comisión investigadora de la actuación del gobierno y el ejército israelíes en la guerra de Líbano del verano de 2006, publicado el 30 de abril, han sido categóricas: el primer ministro, Ehud Olmert, y su ministro de Defensa, Amir Peretz, fracasaron en la conducción del conflicto por su negligencia.

El 26 de abril, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció formalmente la posibilidad de denunciar el tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa (FCE) en respuesta al eventual despliegue por parte de EE UU de un sistema antimisiles en Polonia y la República Checa, un proyecto que podría tardar años en concretarse y cuya eficacia aún está por demostrar. El FCE, firmado en 1990 como una pieza fundamental de la estructura institucional que puso fin a la guerra fría, incluye previsiones sobre desmilitarización e inspección mutua, por lo que la perspectiva de su desmantelamiento preocupa en Bruselas y Washington.

BRASIL se ha convertido en la primera economía latinoamericana en superar la cota del billón de dólares a finales de marzo, cuando el instituto nacional de estadísticas, IBGE, revisó sus cálculos del PIB de 2006. Este dato, junto la fortaleza del real frente al dólar, ha hecho que la economía brasileña sea hoy casi un 20% mayor que la mexicana. No obstante, los 180 millones de habitantes de Brasil frente a los 105 millones de México, hacen que este país tenga un mayor PIB per cápita.