Quedan pocas dudas de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha logrado hacer pasar a las multinacionales petroleras por el aro de su decreto de nacionalización del sector de hidrocarburos. De nada les ha servido a esas compañías las amenazas de acudir a los foros internacionales de arbitraje. Consciente de su poder en una era de creciente escasez de energía, Morales las puso ante un sencillo dilema: “Lo toman o lo dejan”. Y una tras otra, entre el 27 y el 28 de octubre, firmaron su aquiescencia.

Hace algunos años, la idea de que China pudiera reunir a los líderes de más de 30 países africanos en Pekín habría sido tomada casi como una broma. Han pasado muchas décadas desde que el régimen maoísta chino se dedicaba a buscar aliados en el Tercer Mundo extendiendo su influencia a través de una mezcla de ideología, venta de armas e incentivos materiales. Sin embargo, cuando el gobierno chino invitó a los países de la Unión Africana a asistir a una cumbre en Pekín la primera semana de noviembre para discutir los términos de su relación bilateral, la mayoría de sus miembros se apresuraron a confirmar su presencia al máximo nivel.

La rivalidad entre Londres y Nueva York por el título de capital financiera mundial está alcanzado un punto álgido. La City, el distrito financiero de Londres, que ya fue la sede financiera del mundo hasta los años cuarenta, se ha magnificado y sofisticado al punto de que ya no admite comparación con Francfurt o París y se mide ahora en igualdad de condiciones con Wall Street. Hace poco, el alcalde de la City, David Brewer, definió a su ciudad como “el mayor centro financiero global”.

Cerca de 26 millones de electores votaron el 29 de octubre en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y para las asambleas provinciales celebradas en la República Democrática del Congo (RDC), las de mayor envergadura a las que las Naciones Unidas han prestado asistencia y protección. La ONU ha gastado casi 500 millones de dólares para establecer 50.000 colegios electorales a lo largo de un país del tamaño de Europa occidental y con apenas 500 kilómetros de carreteras asfaltadas.

De poco ha servido hasta el momento el nuevo intento de la UE de resucitar el agónico proceso de paz palestino-israelí. La reciente gira del representante de política exterior y seguridad común, Javier Solana, a Israel, Palestina, Egipto, Líbano y Jordania, destinada, sobre todo, a dar nueva vida a ese proceso, no obtuvo resultados concretos.