Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, simboliza el último milagro de desarrollo económico: un centro de negocios, finanzas, industria, transporte y turismo que recuerda a Singapur y que se está convirtiendo en el gran hub de negocios de una región que se extiende desde Oriente Próximo a India. El fenómeno, que empezó a aparecer en la prensa occidental por sus edificios vanguardistas, ha ido adquiriendo mayor consistencia económica. De modo que la reciente compra de P&O, la firma británica de navegación y puertos, por Dubai Ports, que tanta controversia política ha provocado en EE UU, viene a representar una especie de puesta de largo internacional de la ciudad-Estado del Golfo

Una nueva campaña electoral se ha puesto en marcha, pero en esta ocasión el mundo entero constituye el electorado porque se trata de escoger al sucesor de Kofi Annan como secretario general de las Naciones Unidas, cuyo mandato expira el próximo 31 de diciembre. Es un puesto muy codiciado desde la fundación de la ONU y que cada día es más importante para la comunidad internacional, como demuestra el papel de la organización en la presente crisis de Irán y en muchos otros asuntos que van desde la defensa de los derechos humanos a la lucha contra el sida.

Tres años después del comienzo de los enfrentamientos en Darfur entre fuerzas del gobierno islámico sudanés apoyadas por los mercenarios árabes de las milicias janjaweed y dos grupos rebeldes integrados por los miembros de las etnias animistas y cristianas de esa región, la Unión Africana (UA) se ha mostrado incapaz de gestionar el primer conflicto africano cuya resolución le había encomendado la comunidad internacional.

Los tratados de libre comercio (TLC) recientemente firmados entre EE UUy Perú y Colombia, así como la probable firma de acuerdos similares con Ecuador y Panamá parecen indicar que los planes de Washington de crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no están tan lejos de concretarse como dio la impresión en la cumbre hemisférica de Mar de Plata del pasado noviembre. No al menos entre los países de la costa del Pacífico.

En las elecciones del próximo 28 de marzo en Israel más de 30 partidos, tres más que en las elecciones anteriores, se disputarán el voto de los ciudadanos. El 55% de los israelíes se muestran disconformes con los líderes políticos y sólo el 17% dice estar satisfecho con ellos. Parte del problema surge del hecho de que el sistema electoral proporcional permite que una miríada de partidos, algunos de ellos bastante extravagantes, aspire a uno de los 120 escaños de la Knesset. De esas formaciones políticas minoritarias, tres son partidos árabes: la Lista Árabe Unida, Balad y Jadash.