El debate sobre la política agrícola común (PAC), creada en 1957 para garantizar la autosuficiencia alimentaria de Europa, y que está condicionando las negociaciones de la ronda de Doha y la de los presupuestos comunitarios, se está convirtiendo en una película de buenos y malos. A juzgar por el guión, de un lado estarían los liberales, con Reino Unido al frente, y del otro los beneficiarios de las ayudas, el primero de los cuales es Francia, que recibe el 20% de las subvenciones de la PAC.

La reciente gira africana del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tenía un importante precedente: la que uno de sus predecesores, Marcelino Oreja, realizó a finales de los años setenta a esos mismos países de África occidental y meridional. Por entonces, el telón de fondo fue la reivindicación de algunos de sus gobiernos de la “africanidad” de las Islas Canarias, ahora es el de la crisis migratoria que tiene origen en el arco que va desde Senegal a Nigeria.

El pasado 21 de noviembre el consejo de la Agencia Europea de Defensa (AED), formado por todos los ministros de Defensa de la UE con la excepción de Dinamarca, dio un “paso gigantesco”, en palabras de Javier Solana, presidente de ese organismo, para liberalizar el mercado de adquisición de armas en Europa. Los ministros aprobaron un código de conducta que, a partir de su entrada en vigor el próximo 1 de julio, permitirá que empresas de cualquier país de la Unión puedan competir en las licitaciones públicas convocadas por otros Estados miembros para obtener un contrato de suministro de armamento.

Como adelantaron la mayoría de las encuestas, habrá una segunda vuelta electoral en Chile el próximo 15 de enero entre la candidata de la Concertación, Michelle Bachelet, que obtuvo el 45,87% de los votos, y el empresario conservador Sebastián Piñera (25,48%). El escenario es similar al de 1999, cuando el actual presidente, Ricardo Lagos, empató –con alrededor del 47%– con el gran derrotado de este año, Joaquín Lavín. La diferencia es que hoy los votos de la derecha se dividieron entre Piñera y Lavín. En la segunda vuelta de 1999, Lagos subió tres puntos gracias al voto de los comunistas (5%) mientras que Lavín se quedó estancado en su apoyo original. En esta oportunidad tampoco Bachelet debería tener problemas en sumar el 5,37% obtenido por la alianza de izquierdas encabezada por Tomás Hirsch, aunque éste ha dicho que votará en blanco.

A sus recientes declaraciones llamando a “borrar del mapa a Israel”, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha añadido otra considerada delictiva en varios países europeos: la negación de que Adolf Hitler enviara a los hornos crematorios a seis millones de judíos. Y si algo de eso sucedió –dijo Ahmadineyad–, Alemania y Austria deberían conceder a los judíos parte de sus territorios para que establezcan allí el Estado sionista. Por lo visto, la condena internacional a sus declaraciones anteriores le dejó indiferente. Israel –añadió– “es el protector de los intereses de Europa en el corazón del mundo islámico”.