Para Donald Trump comenzar una guerra atómica es tan fácil como enviar un tuit. Con una sola llamada telefónica podría ordenar el lanzamiento de un millar de bombas nucleares, cada una de ellas varias veces más potente que la que destruyó Hiroshima. Si no se produjera un motín en la cadena de mando del Pentágono, nadie podría detener al presidente.

Si la desaceleración alemana del segundo semestre de 2018 sorprendió a los analistas, la contracción económica de Italia dos trimestres consecutivos no ha asombrado a nadie. Los economistas e institutos de investigación tenían previsto desde hace tiempo que las políticas fiscales expansivas de Roma pasaran factura.

La decisión de los Demócratas Suecos (DS), partido de extrema derecha que quedó tercero en las pasadas legislativas suecas, de retirar de su programa la idea de abandonar la Unión Europea, proponiendo en su lugar reformar desde dentro el bloque para devolver más poder a los Estados, es otra señal de uno de los efectos paradójicos del Brexit: el fortalecimiento de la cohesión comunitaria.

La contundente victoria de Nayib Bukele en las elecciones del 3 de febrero ha infligido un duro golpe al bipartidismo que ha gobernado el país desde los Acuerdos de Paz de 1992 que pusieron fin a la guerra civil.