El 8 de mayo de 2018 pasará a la historia como el día en que Estados Unidos rompía sus antiguas alianzas para demostrar que es capaz de imponer sus condiciones al mundo, en un alarde de unilateralismo agresivo de Donald Trump.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho en una conferencia en Münster que la decisión de Donald Trump respecto al acuerdo nuclear con Irán generaba una crisis del orden mundial, y advertía de que el multilateralismo –la red de normas e instituciones que Occidente ha forjado a lo largo de 70 años– está en peligro por la abdicación de EEUU de su liderazgo global. Difícilmente China y Rusia podían recibir mejores noticias.

La primera reacción de las autoridades europeas tras anunciar Washington su retirada del acuerdo con Irán ha sido defender el derecho de sus compañías a seguir operando en el país. Con 82 millones de habitantes y una de las mayores reservas de petróleo del mundo, Irán es un mercado emergente con gran potencial de crecimiento, una rara oportunidad para multinacionales con ambiciones globales.

Las recientes elecciones legislativas libanesas, las primeras en nueve años, no depararon grandes sorpresas, a pesar de los cambios introducidos en la ley electoral y la presencia de muchos candidatos independientes.