La primera gira internacional de Donald Trump ha dejado un sabor amargo en Europa. Si durante el primer tramo de su viaje a Arabia Saudí prefirió no “aleccionar” a los mandatarios árabes y musulmanes en asuntos como el respeto a los derechos humanos, en su fase europea recriminó a los aliados de la OTAN por no gastar lo suficiente en defensa.

En los países desarrollados mueren menos de 200 personas cada año por atentados terroristas, frente a las 50.000 que mueren anualmente solo en EEUU por accidentes de tráfico. Sin embargo, pocas cosas siembran tanto pánico e inseguridad como un atentado suicida. El que perpetró en Manchester un ciudadano británico de 22 años, Salman Abedi, hijo de inmigrantes libios, mató a una veintena de personas, la mayoría niñas y adolescentes.

La gran explosión que sacudió el 30 de mayo la “zona verde” de Kabul, donde se concentran embajadas y cuarteles generales de la fuerza de la coalición internacional, mató a un centenar de personas y puso en evidencia la persistente fragilidad afgana tras 15 años de presencia de tropas extranjeras.

La explosión de protestas y saqueos de las últimas semanas en Venezuela tiene que ver tanto con la oposición a las medidas autoritarias del régimen de Nicolás Maduro como con la demanda desesperada de alimentos.