“Quiero ser una presidenta mucho mejor que la que he sido hasta ahora”. Dilma Rousseff celebraba su victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, sin perder de vista que el electorado no le ha dado carta blanca. Con el 100% de los votos escrutados, la candidata-presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) ha obtenido el 51,64% de los votos en las que han sido las elecciones más reñidas de la historia reciente de Brasil. Su contrincante, el conservador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), dio la batalla hasta el último momento y obtuvo el 48,36%. Una diferencia de apenas tres millones de votos en un universo de unos 143 millones de votantes. El recuento, de infarto, se dio sin mayores incidentes. También la jornada electoral, considerada por el presidente del Tribunal Superior Electoral, Jose Antonio Dias Toffoli, como (una de) “las más tranquilas de los últimos tiempos”, pese a que 542 personas fueron sorprendidas intentando cometer algún delito electoral y 147 de ellas, detenidas.
Como sea, y contradiciendo a Rousseff, que sigue rechazando la imagen de país dividido que ha mostrado Brasil, los brasileños han votado con un sesgo, sino de clase, al menos sí de poder adquisitivo. Los pobres de Brasil, temerosos de jugarse los programas sociales del PT –algunos directamente heredados de Fernando Henrique Cardoso (PSDB)– como Bolsa Familia, habrían vuelto a apostar por Rousseff; a pesar de que Neves insistió en que, de ganar las elecciones, los mantendría.
2015: Piedras en el camino
Rousseff no las tiene todas consigo para encarar su próximo mandato. Si en 2010 la economía crecía al ritmo vertiginoso del 7,5% al año, en 2014 las previsiones apuntan al 0,9%. Un comportamiento mediocre, dicen sus detractores, que acompañan las críticas azuzando el fantasma de la inflación, cercana al 7%. Pero no es todo. La corrupción, que Rousseff se ha apresurado a asegurar que combatirá durante su segunda legislatura, es también talón de Aquiles de la presidenta y su partido, el PT. Petrobrás, la principal estatal de Brasil, ha protagonizado gran parte de los ataques, algunos de ellos feroces, entre los candidatos a la presidencia. Especialmente sangrante es la sospecha de financiación ilegal del PT con dinero de la petrolera. Durante la campaña, Neves acusó a la presidenta de tolerar un esquema de sobornos dentro de la estatal, mientras dirigió su consejo administrativo cuando fue ministra de Energía (2003-2005).
Pero si la economía y la corrupción pueden aguar la fiesta a la presidenta, la sorpresa puede venir de la mano del Congreso. Elegida durante la primera vuelta de las elecciones, el 5 de octubre, la Cámara de Diputados tendrá una representación mucho más fragmentada que la actual: donde convivían 22 partidos políticos, representadas por 513 diputados, convivirán ahora 28 formaciones.
Más partidos y menos diputados para el PT que, tras perder 18, obtuvo 70 en su peor resultado desde 2002, cuando llegó por primera vez a la presidencia, con 91. En cuanto al Partido del Movimiento Democrático (PMDB), escurridizo y fundamental aliado del gobierno, llega esta vez a la Cámara con 66 diputados, cinco menos que en la actualidad. Por su parte, sube el número de diputados de Neves (PSDB) y Marina Silva (PSB), el gran espejismo de la primera vuelta, que han conseguido 54 y 34 diputados respectivamente, en ambos casos 10 representantes más que en la actualidad.
Finalmente, el PMDB sigue liderando el Senado, con 18 senadores, seguido del PT, con 12 (ambos perdieron un escaño). El PSDB perdió dos senadores y cuenta con 10, mientras el PSB subió de cuatro a siete escaños.Todo indica que el PMDB, actualmente aliado del PT pero siempre sostén de los partidos que dirigen el país, seguirá apoyando al gobierno, a cambio de cargos y poder, como hasta ahora, lo que puede dificultar sobremanera la próxima gestión del PT.
«El aumento del número de partidos torna las negociaciones políticas más complejas, principalmente para el presidente que resulte electo en el balotaje del 26 de octubre», señalaba, tras la primera vuelta, la agencia oficial de la Cámara en una nota. Rousseff sabe muy bien a qué se refiere el organismo.
María José Martínez Vial, periodista.