El 24 de febrero de 2022, los soldados rusos entraron en territorio ucraniano y comenzaron la mayor guerra en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Según las cifras de la ONU, casi 14 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y casi 8 millones han huido del país. Se trata principalmente de mujeres, niños y ancianos.
Al igual que durante la Segunda Guerra Mundial, Rusia ha iniciado deportaciones a Siberia, y en los pueblos capturados ha torturado a las élites y a los soldados, violando a las mujeres y cometiendo un genocidio. Millones de mujeres han huido de los horrores de las operaciones de los servicios rusos. Hace 80 años, una de ellas fue mi abuela, que decidió instalarse en Polonia con su hermana en lugar de volver a la Ucrania gobernada por bárbaros. La guerra en Ucrania es, para mí y para muchos polacos, no solo un acto de agresión contra un vecino, sino realmente contra nosotros.
Desde el comienzo de la agresión rusa, más de 7,4 millones de refugiados procedentes de Ucrania han cruzado la frontera polaco-ucraniana, pero al mismo tiempo unos 5,6 millones han cruzado la frontera hacia Ucrania, lo que significa que unos 1,5-2 millones de refugiados permanecen en Polonia. Incluyendo la anterior ola de emigración desde Ucrania, que comenzó tras la guerra de Dombás en 2014, hay aproximadamente entre 3 y 3,5 millones de ucranianos viviendo en Polonia.
El levantamiento espontáneo de la sociedad polaca ha superado todas las expectativas. El 70% de los polacos adultos participan en la ayuda a los refugiados y hasta un 7% ha ofrecido habitaciones o incluso pisos enteros. Esto se traduce en que varios cientos de miles de familias viven en hogares y no en campamentos, como suele suceder en crisis de este tipo.
Además, el 59% de los polacos ha participado en la compra de artículos de primera necesidad y el 53% ha donado dinero a los refugiados. Según un estudio del Instituto Económico Polaco, se han destinado un total de hasta 2000 millones de euros para apoyar a los ucranianos que huían de la guerra en los tres primeros meses.
Prestaciones económicas, salud y educación
Gracias a los cambios en la legislación de Polonia, los ucranianos pueden obtener un número de identificación PESEL, igual que cualquier ciudadano polaco. Así, pueden residir legalmente en Polonia durante 18 meses. Tienen derecho a crear un perfil de confianza, es decir, una identidad digital, y pueden optar a diversas prestaciones sociales, entre ellas el subsidio familiar universal, que asciende a unos 120 euros por hijo.
La ola de refugiados tras el estallido de la guerra ha estado compuesta principalmente por mujeres. Más del 60% de ellas han venido con sus hijos, por lo que en primer lugar buscan plazas para ellos en escuelas y guarderías, y solo después pueden dedicarse a buscar un empleo.
Los refugiados ucranianos tienen derecho a prestaciones familiares, de crianza, de inicio de escolaridad o de cuidado de hasta 2600 euros. Para atender a los niños, los ayuntamientos han abierto guarderías adicionales con normas simplificadas y muchas instituciones públicas se han convertido en refugios nocturnos temporales. Además se ha proporcionado asistencia psicológica gratuita, ayuda alimentaria y acceso a la atención médica a los ucranianos que huían de la guerra.
Gracias a la experiencia de la enseñanza a distancia, las escuelas pudieron reorganizarse con bastante rapidez para acoger a 200 000 estudiantes ucranianos (solo en Varsovia hay cerca de 20 000). También se han liberalizado las normas de contratación de profesores para facilitar el ingreso de docentes que hablen ucraniano.
Facilitar el empleo a los ucranianos
Polonia también ha liberalizado su normativa sobre el empleo de ucranianos. Basta con que el empresario, en caso de emplear a personas de Ucrania, lo notifique a la oficina de trabajo competente en un plazo de 7 días. Más de 450 000 personas han empezado a trabajar de esta manera –hay unos 600 000 refugiados ucranianos en edad de trabajar registrados en Polonia, lo que significa que alrededor del 60% de estas personas están empleadas. También pueden emprender y realizar actividades empresariales en nuestro país en las mismas condiciones que los ciudadanos polacos. Los ucranianos han creado ya más de 10 000 empresas, lo que significa que representan casi una de cada diez nuevas empresas registradas.
«Alrededor del 60% de los refugiados ucranianos en Polonia han empezado a trabajar»
Esto sucede también a la inversa. Es un hecho sin precedentes que los polacos, al igual que los ucranianos, puedan trabajar libremente en Ucrania. Esto será muy útil cuando comience el proceso de reconstrucción de Ucrania, incluso sin un acuerdo de paz.
La OCDE estima que el gasto total de todos los países de la Organización en materia de de manutención de los refugiados de guerra de Ucrania en 2022 ascenderá a 26 800 millones de euros. La mayor carga cae en Polonia, donde el gasto será de 8400 millones, le siguen Alemania (6800 millones) y Chequia (2000 millones).
La solidaridad de la sociedad en Polonia es sorprendente. Los pueblos polaco y ucraniano siempre han tenido mucho en común, aunque, en ocasiones, nuestra historia compartida también ha sido dolorosa. Muchos polacos podrían citar historias familiares similares a la mía, o tener recuerdos de los crímenes cometidos por los radicales ucranianos contra los polacos durante la Segunda Guerra Mundial en Volinia. Hoy, sin embargo, todo esto forma parte del pasado y está claro que estamos ayudando a nuestros vecinos en un momento de necesidad. Y seguiremos haciéndolo hasta que puedan volver a sus casas con total seguridad.