Por Darío Valcárcel*.
El sábado moría en Madrid el diseñador Reinhard Gäde. En 1975 fue responsable del diseño de El País. Más tarde, en 1982-84, realizó grandes reformas en ABC e inventó el diseño de la revista Política Exterior.
También pintor, Gäde reconsideraba ante todo un director de arte. Le conocimos después de su llegada a España: venía de Hamburgo, de la dirección de arte de Gruner+Jahr. Tuvo un conflicto, con un director de la empresa por una maqueta. Poco inclinado a la gesticulación, tiró la toalla y se despidió: “Acabo de comprar un billete en Lufthansa. Por primera vez en mi vida, me doy por vencido. No estoy dispuesto a perder un día más discutiendo con un tipo obtuso como usted. Si G+J quiere sobrevivir, tendrán que despedirle, que es precisamente lo que quiere usted hacer conmigo. Antes de que lo haga, me voy. Buenas tardes”. Cogió un taxi y se fue al aeropuerto.
Gäde había nacido en Lübeck, 1937. Se graduó en Artes Gráficas en Essen y trabajó luego a las órdenes de un profesor de Bauhaus, en Berlín. Cuando llegó a España, consultó unos trastornos digestivos. Tuvo la suerte de que su médico fue Miguel Ortega Spottorno, hijo de Ortega y Gasset. Gäde se encontró acogido en una casa deshabitada, que Ortega acababa de comprar: jardín en silencio ante un enorme encinar. Aquí tiene usted las llaves, procure evitar los errores de agua, no querría inundaciones. El supermercado está a dos kilómetros, en Pozuelo de Alarcón. Descanse y tome un poco el sol. Gäde cogió las llaves y se despidió con un lacónico “Gracias, doctor”. Se quedó en aquella casa unos meses. No era dado a vivir a costa ajena. Ortega confesó: nunca he tenido un guardés tan amable. Gäde se instaló en aquel jardín provisto de un taparrabos, tomó el sol durante un trimestre, con la boca abierta y los ojos cerrados, nueve horas al día.
Ortega le presentó a su hermano, el editor José Ortega. Éste emprendió una reforma de la Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset en 1923. La reforma de Gäde fue un éxito, pero la distribución de la revista un fracaso. Poco después José Ortega arrastró a Gäde al diseño de un nuevo proyecto, El País. Entre sus cinco fundadores, cuatro aportaron capital mediante créditos del banquero Arturo Fierro, movilizado en Estoril por el Conde de Barcelona (uno de ellos firma esta nota). Se hizo un concurso: los diseñadores más modestos, entre los 16 optantes, eran Alberto Corazón y Enric Satué. Gäde ganó y obtuvo un cheque de 50.000 pesetas.
En aquellos dos años, Gäde fue indiscutido. Llegaba al periódico hacia las 11 de la mañana, tras un corto sueño: había dejado la redacción cinco horas antes. Fue en verdad un gran espectáculo. El maestro de Lübeck tomaba la palabra, de pie, con su raudal de voz y una melena rubia al viento, para defender el cintillo de una página de 39 centímetros en la que era in-dis-pen-sa-ble incluir un sumario. Franco murió en noviembre de 1975; el extraño periódico salió seis meses después. Recordamos una noche de agosto, angustioso debate, entrevista a doble página, que Gäde pulió y volvió a pulir nueve veces más, como hace un diseñador alemán. Era de otro mundo.
Tras un proceso canceroso, Reinhard Gäde murió, acompañado de su mujer Marie Christine, la víspera del domingo de Ramos. De procedencia báltica —Lübeck dista 60 kilómetros de Hamburgo— había vivido los últimos quince años en Chinchón.
* Obituario publicado en ABC el 1 de abril de 2012.
[…] y homenajes: En El País, en Paper Papers, en Política Exterior, en […]