Las percepciones en Occidente sobre el resto del mundo siguen siendo en muchas ocasiones equivocadas, normalmente por falta de información o debido a una información sesgada. Como resultado, más que percepciones, debemos hablar de prejuicios. A pesar de que en términos geográficos sean vecinos, entre Europa y el mundo árabe, por ejemplo, sigue existiendo una amplia brecha. Desde 2001, sin embargo, se ha podido ver que los jóvenes (y no tan jóvenes) a ambas orillas del Mediterráneo persiguen cosas parecidas.
En el mundo árabe, uno de cada cinco habitantes tiene entre 15 y 24 años y casi un 70% de la población tiene menos de 34. Esto significa que un análisis de los pensamientos e inquietudes de la población joven aporta una buena fotografía sobre el mundo árabe en general. Este es el objetivo de la encuesta sobre Juventud Árabe elaborada cada año por el Instituto Asdaa Burson-Marsteller. En 2016, 3.500 jóvenes de entre 18 y 24 años procedentes de 16 países distintos han sido entrevistados. Sus descubrimientos ayudan derribar mitos y prejuicios. Por ejemplo, el de una sociedad, la árabe, inclinada a la violencia y el sectarismo.
Rechazo de la violencia
El terrorismo y el auge del Estado Islámico (EI) son consideradas las mayores dificultades a las que debe enfrentarse el mundo árabe, seguidos del desempleo y los disturbios sociales. Uno de cada dos jóvenes señala al EI como el mayor peligro para sus sociedades; en 2015 eran el 37%. A pesar de esta preocupación, solo un 15% considera que el EI conseguirá su objetivo de establecerse como un Estado, porcentaje casi idéntico a aquellos que se plantean apoyarles en caso de que no emplearan tanta violencia, dato que se ha reducido respecto a 2015.
El hecho de que casi la mitad de los jóvenes árabes considere que en su país no existen buenas oportunidades laborales para ellos –cifra más preocupante aún en países como Yemen y Libia– puede estar relacionado con que señalen la falta de oportunidades como principal razón para unirse al EI. Pero para uno de cada cuatro no existen razones de peso para hacerlo.
Preocupación por la región
Durante cinco años, Arabia Saudí ha sido considerado como el principal aliado de la región. La novedad este último año ha sido la percepción sobre Irán, que por primera vez entra dentro de los diez países considerados socios por los encuestados, especialmente en Irak, Líbano y Palestina. Respecto a Estados Unidos se produce una gran división. Los países del Consejo de Cooperación del Golfo son los que tienen una mejor imagen del país, mientras que en el Levante, con Irak a la cabeza, solo un 6% los considera aliados.
Además, respecto a la estabilidad de la región, un 72% de los encuestados considera que la relación entre suníes y chiíes es una de las principales o la principal razón de los conflictos actuales. Más de la mitad piensa que la religión juega un papel demasiado importante en el mundo árabe. Se muestra también preocupación por la subida de los precios del petróleo, en especial, com cabía esperar, en países miembros de la OPEP. En términos económicos, Emiratos Árabes Unidos en el destino preferido para vivir o para iniciar un negocio, al ser considerado un país seguro y con un alto crecimiento económico.
Optimistas pero desilusionados
Con el paso de los años, el optimismo de las revoluciones árabes se ha ido desinflando. En 2011, casi la totalidad de los jóvenes preguntados decían que vivir en democracia era su mayor deseo. Hoy, la falta de democracia ni siquiera se encuentra entre los cinco principales obstáculos en Oriente Próximo. Para la mitad de los encuestados, la estabilidad se ha convertido en una prioridad mayor que la democracia. Mientras que en 2012 el 72% consideraba que el mundo árabe había mejorado tras los levantamientos, en 2016 la cifra baja hasta el 36%.
Respecto a los niveles de libertad individual, el 67% considera que sus líderes políticos deberían hacer algo más para aumentarlos, cifra idéntica a los que consideran que los derechos de la mujer deberían ser mejorados. En Arabia Saudí, Omán y Yemen el porcentaje aumenta hasta casi el 90%.
En el mundo árabe, existe un gran salto generacional, mayor que en Occidente. Los jóvenes se han separado del resto de la sociedad y han demostrado tener inquietudes y ganas de cambio. Y para ello se sirven de las nuevas herramientas. Aunque la televisión sigue siendo el medio más usado, los periódicos digitales y las redes sociales se abren paso y más de la mitad usa a diario Whatsapp o Facebook, por ejemplo.
Al igual que nadie espera que un adolescente en el Sur de Europa piense igual que otro en el Este, dentro del mundo árabe existen grandes diferencias. La preocupación por el terrorismo o por los precios del petróleo no puede ser la misma en un país que no haya sufrido estos golpes que en uno gravemente afectado. Sin embargo, es posible establecer unas líneas generales. El rechazo de la violencia, la búsqueda de mayor libertad y mejores oportunidades laborales son rasgos comunes a la mayoría de los entrevistados. Si se piensa bien, podrían figurar en la lista de preocupaciones de cualquier joven del planeta.