Los venezolanos pasan por las urnas el 26 de septiembre para elegir a los 167 miembros de la Asamblea Nacional. Una encuesta reciente indica que la popularidad del presidente Hugo Chávez está en el punto más bajo de los últimos siete años, con Venezuela enfrentándose a una tasa de inflación del 30% y a una criminalidad en aumento. ¿Está Chávez en peligro de perder su mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional? En tal caso, ¿qué supondrá esto para su agenda? ¿Qué temas influirán en el voto de los indecisos?
Tres expertos en la política venezolana presentan en el Latin America Advisor sus visiones sobre estas cuestiones.
— Diego Arria, antiguo diplomático venezolano y director del Columbus Group en Nueva York: “Incluso aunque nos enfrentamos a un régimen bien conocido por sus abusos, bajo cuyo control se encuentra la junta electoral y que no titubeará al utilizar sospechosas máquinas de voto electrónico y manejar una lista electoral con al menos tres millones de votantes inexistentes, no me cabe duda de que la oposición contará con al menos el 50% de los votos. Sin embargo, debido a la decisión gerrymanderiana de la junta electoral, algunas de las áreas más remotas y menos pobladas del país contarán con los mismos representantes que las áreas más pobladas. El resultado podría ser que incluso con el 52% del voto popular, sólo entre 36 y 40 representantes de la oposición sean elegidos, negando a la oposición al menos un tercio de la Asamblea Nacional. La popularidad a la baja de Chávez se debe a la mayor tasa de inflación del mundo, al despilfarro de más de 950 millones de dólares en una década y a una violencia sin precedentes históricos. Durante su mandato más de 140.000 personas han sido asesinadas, haciendo de Caracas la capital más peligrosa del continente. El propio Chávez ha declarado que estas elecciones son vitales para él y sabe que no podrá gobernar con una asamblea que no controla. Estoy convencido de que si pierde, optará por la creación de una asamblea popular paralela, como en Cuba. Después del 26 de septiembre, la Asamblea Nacional bajo el control absoluto de Chávez tendrá 100 días hasta que la nueva asamblea la reemplace. Durante este periodo, cualquier cosa puede suceder bajo esta atmósfera política tan cargada en la que vivimos. Los demócratas venezolanos no sólo luchan por recuperar las libertades y la democracia, sino que luchan contra el régimen cubano, el cual dispone de más de 60.000 agentes en Venezuela. A lo que hay que añadir los más de 1.500 elementos de las FARC y los innumerables traficantes de drogas que han encontrado en Venezuela un santuario protegido por un gobierno que hará lo que sea para preservar el status quo”.
— Julia Buxton, investigadora en el departamento de estudios de la paz en la Universidad de Bradford en el Reino Unido: “Los resultados de las elecciones de septiembre son altamente impredecibles, aunque sabemos que va a haber un cambio en el equilibrio de fuerzas, pues la oposición inevitablemente ganará representación en la asamblea después de haber boicoteado las anteriores elecciones. Esto arroja una serie de escenarios tras las elecciones y casi todos apuntan hacia el conflicto constitucional y la crisis. Incluso si la oposición no se asegura una mayoría de dos tercios, Venezuela tendrá una asamblea más combativa. Esto supondrá un desafío para el gobierno de Chávez, el cual ha disfrutado históricamente de asambleas maleables y no tiene experiencia en tender puentes hacia sus oponentes en cuestiones políticas. En este contexto, el gobierno puede estar tentado de circunvalar la asamblea a la hora de seguir con su agenda revolucionaria, probablemente cuestionando la legitimidad de dicha asamblea y mediante el trabajo a través de estructuras de consejo comunales. Las perspectivas de la oposición ante las elecciones son buenas, debido a una inflación galopante, a la caída del apoyo hacia Chávez y a los problemas en torno al crimen y la inseguridad. Que se aseguren una mayoría dependerá de que puedan mantener un rumbo estable que no aliene a los votantes indecisos de la clase media. Si la oposición quiere mantener ese impulso, será crucial que las voces radicales y extremistas en contra de Chávez (especialmente en los medios privados y en el exilio) sean marginadas. La alianza de la oposición debe presentarse a sí misma como un actor constitucional y constructivo, capaz de representar y articular las preocupaciones reales de los votantes venezolanos”.
— Francisco J. González, presidente del Internacional Services Group de Adorno & Yoss en Miami: “Cualquier análisis y, en consecuencia, cualquier intento de predecir los resultados electorales en Venezuela tiene que tener en cuenta la inevitable posibilidad de que el gobierno de Chávez actúe de manera indebida. Desde el uso ilegal de sus discursos y tiempo en antena hasta el manejo de votos, todo es posible en la versión de la democracia de Hugo Chávez. ¿Está en peligro de perder su control sobre la Asamblea Nacional? En teoría, sí, porque incluso algunos de sus más ardientes seguidores están desilusionados y se preguntan si el precio de la inseguridad, la falta de elementos básicos y una inflación descontrolada merece la pena pagarse para lograr una teórica revolución en la cual sus aliados se hacen ricos mientras el resto del país se empobrece y desespera. La poco probable pérdida de su mayoría cualificada en la Asamblea Nacional no supondrá, en ningún caso, un golpe fatal para su agenda, sino un pequeño bache y quizá –uno nunca puede ser demasiado optimista – una llamada de atención que desembocará en menos retórica y más acción, en especial en el frente económico, en el productivo y en el relacionado con la seguridad ciudadana. Pero, insisto, los optimistas suelen ser tildados de realistas mal informados”.
Reproducido con el permiso de Latin America Advisor, boletín digital diario publicado por Inter-American Dialogue.
En dicho boletín también podrá encontrar este documental rodado en vísperas de las elecciones por un antiguo miembro del equipo de Inter-American Dialogue, Chris Moore.
Moving Pictures o Los Autos de Caracas (1/4) from Chris Moore on Vimeo.