Durante 2009, el peor año de la llamada “gran recesión”, uno de los pocos países europeos que se salvó de entrar en barrena fue Polonia. De las ocho naciones de Europa del Este que entraron en la Unión Europea en 2004, sólo los polacos se libraron de la quema. Su Producto Interior Bruto (PIB) creció en 2009 un 1,7%, según datos de The World Factbook de la CIA. De hecho, Polonia es el único país que no ha entrado en recesión ni un solo trimestre durante la crisis económica.
El resto de países del este no han sido solventes. El PIB de la República Checa perdió un 4,8% en 2009. El de Hungría, un 6,7%, mientras que el eslovaco cayó un 4,8%; peor lo tuvieron las repúblicas bálticas, con caídas entre el 14 y el 18%.
En 2010 todos estos países, a excepción de Letonia, habían recuperado la senda del crecimiento. Una vez más, Polonia marcha a la cabeza. Según datos de The Economist, el PIB polaco crecerá un 4% este año y un 3,7% en el siguiente. El de la República Checa y Hungría también crecerán, pero a un ritmo menor.
Gracias a las ayudas de la política agrícola común y los fondos estructurales, Polonia ha podido modernizarse y sortear la crisis. El déficit para 2011 ronda el 6%, mientras que la deuda alcanza el 55% del PIB. En cuanto reduzca su déficit público y se estabilice la política monetaria, el antiguo país comunista estará en condiciones de entrar en la zona euro.
El refrendo a esta política de modernización e integración europea ha llegado en las últimas elecciones legislativas. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, un ministro polaco repite mandato. La coalición liderada por el democristiano Donald Tusk, Plataforma Cívica, se hizo con el 39% de los sufragios, lo que equivale a 206 de los 460 votos del Parlamento polaco. El Partido Ley y Justicia del derechista Jaroslaw Kaczynski obtuvo el 30% de los votos y 158 parlamentarios. En tercer lugar quedo el Movimiento Palikot, la formación anticlerical liderada por el millonario Janusz Palikot, que logró el 10% de los sufragios y 40 diputados.
Tusk llegó al poder en 2007 con un programa de reformas económicas bajo el brazo. ¿La receta? Una conocida: privatizaciones, reformas en la sanidad y las pensiones, modernización de la administración, etcétera. Los fondos europeos, destinados sobre todo a infraestructuras, han ayudado, y mucho, a cambiar la faz del país. La Eurocopa de 2012 se espera que sirva para mostrar, de cara al resto de Europa, una nueva y exitosa Polonia.
Salvando las distancias, el caso polaco muestra ciertas similitudes con el español. Su historia de éxito, por lo tanto, no está exenta de peligros. En estos momentos, uno de los principales problemas de Polonia, al igual que sucede en España, es el elevado desempleo, que ronda el 12%. Su PIB per capita sigue todavía muy por debajo de la media de la UE. La reformas para agilizar el aparato burocrático han marchado con lentitud, a diferencia de las privatizaciones. Y los fondos europeos para el período 2014-2020 no serán, previsiblemente, tan generosos como los anteriores.
Para más información:
Jan Kieniewicz, «Polonia en la OTAN». Política Exterior núm. 59, septiembre-octubre 1997.
Ryszard Smolarek, «La agricultura polaca y la UE». Política Exterior núm. 46, agosto-septiembre 1995.
The Economist, «Polish politics: Tusk and whiskers». Artículo, octubre 2011.
Tomas Valasek, «The ‘new’ Poland and its neighbours». Centre for European Reform, noviembre 2010.
Izabela Barlinska, «El proceso de ‘descomunización’ y la crisis de la Iglesia en Polonia». Real Instituto Elcano, marzo 2007.
Beata Wojna, «Polonia en busca de su lugar en la Unión Europea». Real Instituto Elcano, diciembre 2006.