Peligro, elecciones: un 2017 de alto voltaje

El calendario electoral internacional de 2016 prometía emociones fuertes y, visto el resultado, se confirmaron las previsiones, salvo sorpresas inesperadas. Las elecciones que en 2016 se sucedieron en Filipinas, Austria, Gambia, Australia, Nicaragua, Níger o Estados Unidos, por poner algunos ejemplos, pusieron sobre la mesa algunos de los debates políticos, sociales y económicos actuales: la gestión de los flujos migratorios; el avance de la extrema derecha; la crisis de la socialdemocracia; la implementación de políticas de seguridad reactivas; el aumento de los movimientos de protesta ciudadana; la integración europea; el control por los recursos naturales, y la geopolítica, por citar algunos de los más relevantes. Estos tuvieron una influencia decisiva en varias de las citas electorales de 2016 y son, desde luego, elementos a tener en cuenta a la hora de analizar el calendario electoral de 2017.

Este año viene marcado indudablemente por el inicio de la nueva administración en Estados Unidos. Las primeras semanas de gobierno de Donald Trump han confirmado un giro importante en la política estadounidense, con su apuesta por una agenda proteccionista que, combinada con una retórica diplomática incendiaria, condicionará buena parte de las citas electorales internacionales previstas en 2017.

Para Europa, 2017 es un año clave que determinará su presente más inmediato. Las elecciones de marzo en Holanda, abril y mayo en Francia, y septiembre en Alemania, en plena negociación sobre el Brexit, pondrán en cuestión el modelo de integración política y social europea y algunas de los conquistas sociales logradas las últimas décadas. Los sondeos previos prevén un importante avance de los partidos populistas y euroescépticos, mientras la agenda antiglobalizadora y antimigración condiciona la toma de posición de todos los partidos políticos, sin excepción, a la hora de plantear sus propuestas políticas. Existe una alta probabilidad de que se produzca un gran avance de las fuerzas de ultraderecha, populistas y euroescépticas. Las primeras medidas impulsadas por Trump en materia económica y migratoria han enrarecido el debate político en Europa. En ocasiones anteriores las elecciones ya han estado condicionadas por el discurso contra o pro inmigración y hoy todos los partidos políticos toman una posición al respecto. La socialdemocracia europea, sin ir más lejos, ha sufrido importantes tensiones internas por la cuestión migratoria. La centralidad del debate político se ha desplazado a terrenos donde los partidos políticos tradicionales entran en continua contradicción.

El efecto Trump también se notará en dos de los países que van a condicionar buena parte de la agenda política de 2017. Por un lado China, que deberá decidir más pronto que tarde si quiere ocupar el vacío dejado por EEUU en la escena internacional, tras el repliegue nacional iniciado por Trump. Este 2017 el Partido Comunista de China celebrará su 19º Congreso, con el principal interrogante de conocer cuáles son los planes de sucesión del presidente Xi Jinping. Si 2016 fue sobre todo el año de las elecciones estadounidenses, 2017 lo será de China.

El segundo país que celebrará elecciones este año bajo la sombra alargada de Trump es Irán. Las dudas de Trump sobre la continuidad del acuerdo nuclear firmado por Irán y EEUU en 2015 o las polémicas restricciones migratorias del gobierno estadounidense a los nacionales iraníes suponen un golpe a las intenciones de Hasan Rohaní de ser reelegido presidente. Los halcones buscarán reemplazarle.

¿Fin de ciclo electoral?

Este año electoral también viene marcado por la expectativa generada ante el inicio o cierre de ciclos electorales. El caso de América Latina es uno de los más significativos. El giro político de los últimos años, donde partidos conservadores han ido paulatinamente reemplazando a gobiernos de izquierda o centro-izquierda hegemónicos los últimos años, ¿se mantendrá? ¿Ratificará 2017 esta tendencia? En algunos países se producirán salidas significativas, como es el caso de Rafael Correa en Ecuador, o retornos, como el del expresidente Manuel Zelaya en Honduras, que se enfrentará al actual presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, en un cita electoral donde las políticas de seguridad para hacer frente a la violencia será uno de los ejes principales del debate político. Las elecciones en Chile de noviembre marcarán, o no, un punto de inflexión, confirmando si estamos ante un nuevo ciclo político. Aunque en América Latina el año clave parece que será 2018, cuando están previstas seis elecciones presidenciales, algunas de mucho peso: Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay y Venezuela.

El cambio político también es protagonista en otras contiendas electorales de 2017. Significativos serán los cambios previstos en Angola, donde José Eduardo dos Santos no repetirá como candidato tras casi cuatro décadas de presidencia. Las elecciones en este país se presentan como una disyuntiva entre la esperanza ante lo que vendrá y el salto al vacío frente a lo desconocido. Dudas y esperanzas que se plantean también en República Democrática del Congo. La diplomacia internacional sigue apoyando la salida de Joseph Kabila del poder y las elecciones previstas a finales de año confirmaran si aquí también asistimos a un cambio político pacífico. La voluntad de los partidos para llegar a acuerdos resultará clave, junto la presión ciudadana, para que el país encuentre su camino. El caso de Ruanda, con elecciones en agosto, es distinto. El actual presidente, Paul Kagame, aspira a perpetuarse en el poder y, de momento, la presión internacional para que ceda el paso a nuevos líderes no es suficiente. El país se queda así sin afrontar los retos políticos y sociales necesarios para asegurar su estabilidad ante las incertidumbres e inestabilidades regionales. La sombra de Gambia recorrerá buena parte del calendario electoral africano.

Poder para el pueblo

Este 2017 es un año de gran efervescencia social, siguiendo la estela de los movimientos sociales que impulsaron importantes cambios políticos en 2015 y 2016. En Hong Kong no se espera una nueva revolución de los paraguas, pero el descontento de buena parte de la ciudadanía ante la administración china puede depararnos alguna sorpresa electoral. En Corea del Sur, en pleno proceso de destitución de la actual presidenta, puede darse paso a un gobierno de corte populista, impulsado por movimientos sociales que reclaman aires nuevos. Otro tanto sucede en Tailandia, donde podríamos asistir a la caída del enésimo gobierno militar. O en Kenia, donde al actual gobierno de Uhuru Kenyatta tiene abiertos varios frentes. Destacaría especialmente los de alcance regional, como la gestión de los refugiados somalíes, las políticas de seguridad para hacer frente al terrorismo o el impacto del cambio climático. Tres temas –refugiados, terrorismo y cambio climático– muy presentes también en buena parte de los debates políticos en Europa o EEUU.

Este 2017 presenta, así, un calendario electoral de alto voltaje que puede marcar, en función de los resultados, la agenda internacional de los próximos años. Algunos apuestan por un repliegue nacional ante problemáticas comunes, frente a otros que apuestan por la cooperación para hacerlas frente. En suma, dudas y miedos frente a esperanza y cooperación. ¿Quién ganará?

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