El 11 de marzo se celebraron las elecciones legislativas en Colombia y se realizaron dos consultas para la selección de candidatos presidenciales: la del Centro Democrático y la “Consulta de las Izquierdas”. Los resultados constituyen un importante elemento de análisis con respecto a lo que pueda pasar en las presidenciales del 27 de mayo, dado que la participación alcanzó casi 18 millones de votos, un máximo histórico en elecciones legislativas y un 4,3% por encima de las pasadas elecciones al Congreso.
El partido más votado fue el Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, que pese a aumentar el número de representantes a la Cámara también perdió un escaño en el Senado. A su vez alcanzó casi seis millones de votos entre todos los precandidatos de su consulta interna, en la que fue elegido Iván Duque como su candidato presidencial. Estos resultados, el de Uribe como el senador más votado del país, y los alcanzados por los candidatos presidenciales afines al expresidente en el pasado indican que el Centro Democrático y Uribe consolidan un muy alto número de votantes fijos en el sistema político colombiano, algo que puede estimarse cercano al 30% de los votantes activos, críticos de la gestión del presidente Juan Manuel Santos y del proceso de paz con las FARC.
En la misma derecha del espectro político se encuentra el exvicepresidente Germán Vargas Lleras y su partido Cambio Radical, segundo en votación y que subió el número de sus senadores y representantes a la Cámara en 16 y 30, respectivamente. Habiendo sido cercano al primer gobierno de Uribe, Vargas Lleras optó por alejarse de este en su segundo gobierno. Luego fue vicepresidente durante parte de los dos gobiernos de Santos, mientras Uribe ejerció de oposición. Alrededor de hace un año Vargas Lleras comenzó a alejarse también de Santos, haciendo críticas a los acuerdos con el grupo guerrillero, en espera de captar el voto disconforme con el proceso de paz.
Hoy, Vargas Lleras y Cambio Radical se disputan con el Centro Democrático de Duque y Uribe el apoyo del Partido de Unidad Nacional, uno de los que apoyó al presidente Santos durante sus ocho años de gestión, y que podría decidir cuál de las dos opciones críticas al proceso de paz sea la más votada en las presidenciales. Siendo el quinto más votado en las elecciones del 11 de marzo, está conformado en su mayoría por barones electorales como los Name Terán en el Atlántico o Dilian Francisca Toro en el Valle del Cauca, y que no tienen problemas con pasar del apoyo al actual gobierno a apoyar al siguiente, siempre que mantenga el flujo de recursos estatales dentro de sus redes políticas y clientelares. De hecho, el Partido de Unidad Nacional, entonces nombrado de la U, fue la formación partidista original de Uribe, pero decidió en su momento apoyar a Santos en su distanciamiento de Uribe, dado que Santos como presidente manejaba recursos que el expresidente Uribe no.
En el centro se hallan el Partido Liberal, cuarto en las elecciones legislativas, y que ha lanzado al jefe negociador del gobierno, Humberto de La Calle, como candidato presidencial. De La Calle se une a la Alianza Verde de Sergio Fajardo, sexta en la votación del domingo, como opciones presidenciales moderadas, alejadas del discurso incendiario de Uribe y la maquinaria de Vargas Lleras. Ambos candidatos se enfrentan al desafío de intentar convencer una sociedad polarizada, ubicada entre la denuncia de la amenaza del castrochavismo que Uribe y Vargas Lleras hacen, y el discurso y las posiciones del último candidato presidencial con opciones reales, Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá.
Petro ha sido elegido el domingo como candidato de la “Consulta de las Izquierdas”, con dos millones y medio de votos. Pese a las resistencias que su figura genera debido a su pasado guerrillero y a su criticada gestión en la alcaldía de Bogotá, Petro arranca en una mejor posición en las encuestas que De La Calle y Fajardo, lo que le otorga la mano más fuerte en caso de una posible coalición presidencial entre estas opciones. Sin embargo, su figura se asocia con un tipo de liderazgo que aleja posturas consensuadas, tal y como dicta su salida del Polo Democrático Alternativo, la experiencia política de izquierda más exitosa en la historia reciente del país.
Ambos bloques, el de derecha y el de centro izquierda, se encuentran por el momento fragmentados, pero tienen el potencial de convertirse en opciones reales de ganar la presidencia, en el caso que logren realizar las alianzas que dicta la cercanía política. Con todo, dos pistas más pueden tomarse para vaticinar el resultado de mayo. Primero, que por alguna razón las alianzas de liderazgos ubicados en el centro y la izquierda suelen ser más difíciles de consolidar en Colombia que las de los liderazgos de derecha. Segundo, que el voto resultado de maquinarias electorales termina pesando más que el voto captado en las encuestas, y este se encuentra contenido principalmente en el Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido de Unidad Nacional