La 44ª edición del Foro Económico Mundial, elebrada en Davos entre el 22 y el 26 de enero, ha transcurrido en un clima relativamente optimista. El evento, que desde 1971 reúne anualmente a la flor y nata de la política y la economía global, se centró en los retos que plantea la desigualdad y la frágil recuperación económica de la Unión Europea y Estados Unidos.
El interés por el primer tema no deja de ser irónico. El Informe sobre Competitividad Global de 2013-14 incluye el concepto de competitividad sostenible, valorando factores como la desigualdad (a través del coeficiente de Gini), el desempleo juvenil, o la preservación del medio ambiente. Pero Davos se ha convertido en el epítome de esa minoría selecta que, según informó Oxfam en el propio foro, acapara más riqueza que la mitad (inferior) de los habitantes del planeta. Tampoco es una minoría paritaria: sólo un 16% de los invitados al evento fueron mujeres.
El segundo tema es el que más atención ha recibido. El informe sobre perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional, actualizado en enero, ofrece motivos para, por lo menos, ahuyentar el pesimismo. La estimación de crecimiento global en 2014 ha sido revisada, de un 3.6 a un 3.7% del PIB mundial. El motivo es la recuperación de economías como la británica (revisada a la alta en un 0,6%), las española y japonesa (0,4), y la alemana (0,2). El crecimiento de los países desarrollados se mantiene, a pesar de todo, bajo mínimos. EE UU lidera con un 2.8%, seguido por Japón y Reino Unido. En último lugar, y explicitando las deficiencias institucionales de la moneda única, está la Zona euro: no pasa del 1% y afronta la amenaza recurrente de una deflación. En resumen, y como observa Martin Wolf en el Financial Times, lo que experimenta Occidente es una recuperación modesta tras una crisis devastadora.
A pesar de todo, esta recuperación es urgente. La fragilidad de los mercados financieros continua siendo motivo de preocupación, especialmente ante la inminencia del tapering (la finalización de las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal). Aunque el FMI estima que las economías emergentes crecerán en 2014 un 5.1%, la desaceleración del crecimiento en los BRICS es un hecho consumado. Zhu Minh, director adjunto del FMI, señala que las economías emergentes se ven ahora afectadas por la caída en los precios de las materias primas, el fin de un periodo de tipos de interés mínimos, el descenso del comercio mundial, y la ralentización del crecimiento en China, que necesita moderar su inversión pública.
La situación de España, en contraste con su historial y el de los BRICS, es positiva. La reciente –y exitosa– subasta de deuda se interpreta como una señal contundente de la recuperación económica del país. Según Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, “en todos sitios se habla de la recuperación de la economía española”. (Otra cuestión, como apunta Josep Ramoneda, es que esa recuperación no tenga efectos prácticos entre los que más han sufrido la crisis.) Precisamente por eso sorprende que el gobierno no haya hecho más por aprovechar la oportunidad de atraer inversores que brindaba Davos. Es precisamente eso lo que han logrado los gobiernos de Japón, Brasil, México, e incluso Irán, cultivando a los asistentes con esmero. Pero ausentes Luis de Guindos y Mariano Rajoy, tan sólo Juan Manuel Soria, titular de Industria, asistió al Foro.
Las ausencias resultan especialmente graves, pues redujeron la presencia de políticos españoles a Soria, Xavier Trías, y Ana Botella. El currículum del primero y la última quedaron en blanco en el folleto oficial de Davos. Obviamente se trata de un fallo técnico, y no de falta de cualificación. “Como alcaldesa de Madrid voy a tratar de entrar en contacto con gente que puede venir a invertir a Madrid”, declaró Botella, haciendo gala de un discurso críptico, rico en datos geográficos y reacio al tópico fácil. “Como dijo el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en su viaje a Estados Unidos, ‘España ha vuelto’. Y Madrid es la capital de España”.
Si la famosa Marca España sobrevive a la presencia de Botella en Davos, la recuperación económica estará a prueba de bomba.