¿Qué asuntos protagonizarán las relaciones de Estados Unidos y América Latina en 2010? Cuatro expertos estadounidenses presentan en el Latin America Advisor sus visiones sobre los retos de Barack Obama en América Latina en 2010.
– Arturo A. Valenzuela, responsable del hemisferio occidental en el Departamento de Estado: «Tenemos un interés dominante que compartimos con toda la región: el éxito de unas sociedades estables, seguras, democráticamente gobernadas, cuyas instituciones sean capaces de alcanzar las necesidades y expectativas de sus ciudadanos. Perseguimos ese objetivo común a través de una asociación fortalecida en tres grandes áreas políticas interconectadas: aumentar las oportunidades, mejorar la seguridad y fortalecer el gobierno democrático. Las altas tasas de pobreza y desigualdad siguen desafiando a la mayoría de los países de la región. Afrontar esos problemas y preparar a los individuos para competir y ganar en un mundo integrado requiere grandes inversiones en instituciones, en las personas y en infraestructuras. Apoyamos la creación de mayores oportunidades sociales como un elemento indispensable para la seguridad, el gobierno democrático y una sociedad justa. Ese apoyo se materializa en una serie de asociaciones concretas, tales como Caminos para la prosperidad, el Fondo para el Crecimiento de las Microfinanzas en las Américas, la Red de Protección Social Interamericana y la Asociación de Energía y Medio Ambiente de las Américas. La creación de oportunidades es clave, pero también lo es la seguridad ciudadana. Somos parte de redes de asociaciones comprometidas con la seguridad de nuestros ciudadanos y la resistencia de nuestras comunidades, reconociendo que las preocupaciones continuas sobre la seguridad de la región tienen que ver con la seguridad de los seres humanos. La Iniciativa Mérida en México y Centroamérica está produciendo unos niveles sin precedentes de asociación, confianza y resultados. Estamos a punto de lanzar formalmente la Iniciativa de Seguridad para la Cuenca del Caribe, desarrollada conjuntamente con los países caribeños, lo que refleja este compromiso compartido. En los Andes, nuestra asociación está ayudando a los colombianos a alcanzar una paz justa y duradera. Mejorar el gobierno democrático es también un objetivo necesario y se necesita voluntad común para salvaguardar la estabilidad democrática en la región. Defender unos valores democráticos centrales y compartidos es más que solucionar los retos que suponen Honduras y Cuba. Significa apoyar la libertad de prensa y ayudar a construir instituciones judiciales y penales que funcionen, necesarias para lograr la aplicación de la ley y avanzar en el Estado de Derecho. La administración Obama está haciendo todo esto de múltiples maneras con los socios de la región. En 2010 se celebrarán los bicentenarios de Chile, México, Colombia y Argentina. Es el momento adecuado para reflexionar sobre dos siglos de logros, para celebrar nuestras diversas y democráticas sociedades y para centrarse en los retos que tenemos por delante».
– Peter Hakim, presidente de Inter-American Dialogue: «Mis prioridades en Latinoamérica para la administración Obama son las siguientes:
- La política de EE UU en Honduras, pese a que intentó demostrar un compromiso con el multilateralismo, ha alejado a muchos países. EE UU necesita encontrar una fórmula que permita el reconocimiento del recién elegido gobierno hondureño y mejore la defensa de la democracia por parte de los gobiernos de la región.
- EE UU debería renovar su atención a las relaciones económicas regionales. Washington ha desatendido los asuntos económicos, incluido los acuerdos comerciales con Colombia y Panamá –pendientes de ratificar–, los problemas relacionados con las preferencias comerciales, los retos energéticos y la aportación de mayores recursos al Banco Interamericano de Desarrollo. Lo que más necesitan los países latinoamericanos de EE UU es el acceso a su mercado y tecnología.
- Desanimado por un acuerdo comercial atascado, Colombia necesita asegurarse el apoyo de EE UU en su lucha contra las guerrillas y el narcotráfico, al tiempo que hace frente a las amenazas de Venezuela. La administración Obama debe también promover que el gobierno colombiano haga más para controlar los abusos en materia de derechos humanos.
- Responder a Venezuela requiere equilibrio.La confrontación con Hugo Chávez es contraproducente, pero EE UU no puede simplemente ignorar las violaciones de la democracia por parte de Chávez, sus intervenciones en otros países y sus lazos con Irán.
- Reconducir las relaciones con Brasil. El reto es aceptar los desacuerdos y los diferentes enfoques y cooperar en los ámbitos donde sea posible.
- En cuanto a los problemas de México, incluyendo la grave crisis económica y la implacable violencia, EE UU podría ayudar reformando sus leyes de inmigración, repensando su política antinarcóticos y abriendo la frontera a los camiones mexicanos. EE UU debería preocuparse también por el deterioro de la seguridad en Centroamérica y el Caribe.
- Finalmente, Obama debería mantener su compromiso paso a paso con Cuba.
– Andrés Rozental, presidente de Rozental y Asociados en México: «Como a menudo pasa al comienzo de una nueva administración en Washington, el equipo de Obama llegó dispuesto a emprender muchas acciones en todos los asuntos internacionales, pero América Latina se ha quedado atrás en medio de asuntos de urgencia más inmediata como Irak, Afganistán, las ambiciones nucleares de Irán, etc. Además, la confirmación por parte del senado del principal responsable para América Latina en el Departamento de Estado ha llevado mucho tiempo. México, sin embargo, ha sido una excepción en 2009: el país ha recibido la visita de múltiples altos cargos y una atención prioritaria debido al incremento de la violencia, el tráfico de drogas y la lucha contra el crimen organizado. La crisis de Honduras es un ejemplo de una política exterior norteamericana que se ha ido torciendo, y ha producido una creciente confusión entre los países latinoamericanos sobre cómo solucionarla. La administración Obama ha intentado acomodar demasiadas posiciones enfrentadas en relación con Honduras. Después de recibir las felicitaciones por sumarse al resto de la OEA en la condena al golpe e insistir en la restitución del presidente Zelaya, Washington adoptó finalmente una política ambigua y confusa que no satisface a nadie. Cuando Obama llegó al gobierno, las expectativas en América Latina eran muy altas, pero muchas cosas están pendientes aún. Desde fuera, la sensación es que Washington no tiene todavía una estrategia coherente para tratar con la región. Al mismo tiempo, la desconexión cada vez mayor de un creciente número de países latinoamericanos respecto a EE UU amenaza con complicar las cosas en el futuro, con casi una docena de los gobernantes de la región abiertamente opuestos a Washington».
– Roger Noriega, subdirector de Vision Americas LLC en Washington y ex responsable de América Latina en el Departamento de Estado: «Las recientes y las próximas elecciones en la región (Brasil, Uruguay, Honduras y Chile, por ejemplo) demuestran que, a pesar del ruido procedente de un par de Estados en problemas con gobiernos de izquierdas, la mayoría de los ciudadanos en Latinoamérica considera la democracia institucionalizada como el mejor medio para asegurarse un gobierno responsable. El nuevo responsable de Obama para América Latina, Arturo Valenzuela, es un experto con sensibilidad suficiente para dar cuerpo rápidamente a un compromiso renovado y un diálogo respetuoso con la región. Las denuncias desde La Habana, el ruido de sables desde Caracas y la desagradable retórica de Buenos Aires y La Paz muestran que algunos en la región no están interesados en este diálogo y tienen una desproporcionada influencia en el tono de la región. Por otra parte, Valenzuela podría tener dificultades a la hora de proporcionar mayor asistencia económica a la zona, lo que para muchos es una medida del compromiso de EE UU. Además, tiene en su contra la resistencia del presidente a enfrentarse a los sindicatos a la hora de avanzar en el acuerdo de libre comercio con Colombia, justo en el momento en que un aliado en la lucha contra las drogas se siente económica y militarmente acosado por Venezuela. Creo que el gobierno debe estar preparado para una crisis con Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez tiene problemas para afrontar un grave problema de seguridad pública, así como la crisis bancaria y en las infraestructuras provocadas por él mismo. Sus peligrosos lazos con Irán y sus amenazas a Colombia requieren un mayor seguimiento por parte de EE UU. El mito de que Raúl Castro podría llevar a cabo una transición suave en Cuba también se ha desvanecido, por lo que una crisis en un futuro próximo requerirá un liderazgo americano fuerte y basado en principios».
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Reproducido con el permiso de Latin America Advisor, boletín digital diario publicado por Inter-American Dialogue.