Ningún asunto mundial es ajeno a China y, de forma creciente, a Brasil. Aunque con un peso económico y un modelo de Estado del todo diferentes, el régimen chino de partido único y la gran democracia brasileña son hoy actores protagonistas en asuntos como el cambio climático, el comercio y la no proliferación.
Tres artículos del número de septiembre-octubre de Política Exterior analizan las complejas relaciones de China con Estados Unidos y la Unión Europea, así como las perspectivas de apertura democrática del régimen de Pekín. Para Xulio Ríos no hay un horizonte de democracia en China pese a las reformas de los últimos años en el ámbito del gobierno local. Precisamente alentar cualquier avance en las prácticas democráticas en la República Popular es la mejor manera para evitar un enfrentamiento entre China y EE UU que, como señala Guillermo Marín, tendría como principales campos de batalla el comercio y las tecnologías de la información. Ahora que la formación de un G-2 entre Washington y Pekín al frente de los asuntos mundiales parece improbable, los europeos necesitan revisar su política hacia China teniendo en cuenta su impacto en toda una serie de cuestiones políticas y en las relaciones con otros países y regiones. En definitiva, la UE necesita lo que el investigador francés François Godement denomina una «política china global».
A un mes escaso de la primera vuelta de las presidenciales en Brasil, los dos principales candidatos –Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB)– coinciden en la condición indiscutible del país como “potencia internacional”. Como sostiene Peter Hakim, las diferencias en los próximos años en cuanto a la política exterior estarán, fundamentalmente, en el tipo de relación que Brasil establece con EE UU y en la capacidad para consolidar su liderazgo suramericano. Brasil –junto con México– se ha convertido también para España en el país fundamental a la hora de renovar una política latinoamericana a partir de «ideas y estrategias contemporáneas», indica Áurea Moltó.
La retirada de las tropas de combate de EE UU en Irak ha intensificado –aún más– el debate sobre la guerra afgana y sus escenarios de salida a medio plazo. En Afganistán –donde el 25 de agosto eran asesinados dos guardias civiles españoles y su traductor español de origen iraní– parece no haber dudas sobre que cualquier solución de paz pasa por un proceso de negociación con la insurgencia. La investigadora Nuria del Viso analiza los riesgos de una estrategia de este tipo, así como la condiciones necesarias para que el diálogo con los insurgentes no suponga un retroceso en los avances –limitados– logrados desde 2001 en la situación del país, en especial la situación de las mujeres.
Política Exterior también ofrece un análisis sobre Oriente Próximo y las “conversaciones de proximidad” entre israelíes y palestinos que, según anunció recientemente la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, serán conversaciones directas a partir de este mes.
La liberación a mediados de agosto de los dos cooperantes españoles secuestrados en el Sahel a finales de 2009 es un nuevo episodio de la actividad terrorista de origen islamista en África. Luisa Barrenechea describe las iniciativas que desde el continente, y a través de sus organizaciones regionales, se dedican a la lucha contra una grave amenaza añadida al desarrollo de los países africanos.
Dos expertos en desarrollo y cooperación, Ariane Arpa, desde Intermon Oxfam, y Mark Raper, desde el Servicio Jesuita al Refugiado, escriben en Política Exterior sobre el impacto de la crisis económica en las políticas de cooperación y en la protección de los más desfavorecidos, en especial los millones de personas desplazadas en todo el mundo en busca de mejores oportunidades de vida o víctimas de inseguridad o persecución en sus países de origen.