El 30 de septiembre de 2019, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, cerró el Congreso nacional después de la acumulación de tensiones entre ambos poderes. Desde 2016, con Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en la presidencia y el fujimorismo copando el 56% del Congreso, los peruanos asistieron a censuras de ministros, cuestiones de confianza por parte del ejecutivo y multitud de ataques y contraataques entre el poder ejecutivo y el legislativo. ¿El resultado? La renuncia de PPK y la asunción de Vizcarra, vicepresidente entonces, en marzo de 2018.
Composición del Congreso. Elecciones de 2016
Fuente: Infogob. Elaboración propia.
Estas tensiones las heredó Vizcarra. Con una segunda cuestión de confianza rechazada (o asumida como tal), el presidente cerró el Congreso y llamó a nuevas elecciones parlamentarias. En ese momento, Vizcarra contaba con el 85% de apoyo por cerrar el Congreso, según la encuestadora CPI, y era identificado como el “ganador” de la lucha de poderes, mientras que el fujimorismo y el aprismo eran considerados “perdedores”.
Las elecciones parlamentarias se celebraron el 26 de enero. ¿Se logró esa urgente “renovación” del Congreso que pedía Vizcarra? No del todo. Como se observa en el segundo gráfico, los electores castigaron a Fuerza Popular (FP) y a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), dejando a este último sin representación parlamentaria. Por otro lado, premiaron a Acción Popular (AP) y a Alianza Por el Progreso (APP), partidos que tuvieron relaciones mixtas con el ejecutivo.
Posible composición del Congreso. Elecciones 2020
Fuente: Conteo rápido al 100% Ipsos Perú. Elaboración propia
Los perdedores
Lo que se observa es un gran fraccionamiento del Congreso, por lo que es seguro que se formarán alianzas y las negociaciones dificultarán la labor del presidente. Además, estos comicios castigaron severamente a los partidos que se enfrentaron directamente con Vizcarra. El apoyo a Fuerza Popular disminuyó sustancialmente, de 73 escaños obtenidos en 2016, a solo 12. Es muy probable que esta cifra muestre la dimensión real de su voto duro (9%). Destaca la postulación de Martha Chávez, figura emblemática del fujimorismo de los noventa. Sin embargo, por lo general sus listas estuvieron conformadas por actores políticos invitados al partido. Su discurso ha sido conservador, oponiéndose a la “ideología de género” y centrándose a atacar al gobierno de Vizcarra.
Por otro lado, el APRA perdió representación parlamentaria tras 25 años. Según el recuento rápido de Ipsos, el partido de la estrella obtuvo solo el 2,6% de votos válidos, mientras que en el 2016 había logrado el doble. Lo que demuestra la necesidad de una renovación dentro de sus cuadros. Solidaridad Nacional (SN), que mantuvo en sus filas a Rosa Bartra y Yeni Vilcatoma, exfujimoristas y figuras opositoras al presidente, tampoco lograron pasar la valla y alcanzaron solo el 1,4% de votos válidos. Por último, exmiembros del partido de Peruanos Por el Kambio (PPK), tales como Salvador Heresi y Juan Sheput, que postulaban con el partido Contigo obtuvieron la más baja votación con 1,1%.
Los partidos de izquierda también perdieron apoyo, el Frente Amplio (FA) logró 20 escaños en el 2016, y sumando con Juntos por el Perú (JP) tendrían 14 en este periodo. Ambos partidos destacaron por la búsqueda de un modelo diferente sistema económico actual y la generación de una nueva constitución (FA) y reformas constitucionales (JP). Asimismo, se mostraron a favor de la alternancia y la defensa del enfoque de género.
Los ganadores
Dentro de los partidos tradicionales, AP se posiciona como primera fuerza parlamentaria, aumentando su número de escaños en 15 respecto al congreso anterior. Sin un proyecto claro, que puede verse en su escueta y general agenda legislativa de una página, demostró el peso de su marca y su acierto en la elección de peleas con el ejecutivo. El partido albergaba congresistas que se enfrentaban contra el fujimorismo abiertamente, como Yonhy Lescano, y otros que eran más condescendientes con este, como Víctor García Belaúnde. Por lo que no se le identificaba claramente como una bancada obstruccionista a Vizcarra.
APP, partido de César Acuña, dueño de la Universidad César Vallejo, también mejoró su representación, de 9 escaños en 2016 a 16 en 2020. Cabe señalar que APP tuvo una actuación similar a Acción Popular en el congreso anterior, al mantenerse al margen del conflicto entre legislativo y ejecutivo.
Las sorpresas
La sorpresa de esta elección fue el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap), que obtuvo la tercera mayor votación en la capital. Este partido teocrático fue fundado en 1989 por Ezequiel Ataucusi Gamonal y se basa en el “principio de la Ley Moral de (….) los diez mandamientos de la ley de Dios”, según su propia página web. Se considera nacionalista, revolucionario, agrario ecologista y defensor de los derechos fundamentales. Su campaña puerta a puerta podría explicar su éxito.
Por otro lado, Podemos Perú (PP), partido relacionado a la Universidad Telesup y cuyo dueño y fundador está vinculado con actos de corrupción, obtuvo la mayor votación en Lima. Daniel Urresti, militar en retiro, exministro del Interior y gerente de seguridad ciudadana de uno de los distritos más grandes de la Lima, encabezaba la lista de PP y fue el candidato más votado del país. Capitalizando así el voto de quienes piden mayor seguridad ciudadana, considerado el principal problema dentro de la capital.
Unión por el Perú (UPP) fue el partido por el que postuló Ollanta Humala en 2006, dándole representación con 42 congresistas. En la siguiente elección Humala creó su propio partido y dejó fuera del mapa a UPP. En la actualidad esta agrupación está aliada a Antauro Humala, etnocacerista preso hace 17 años y hermano del expresidente. Es importante recordar que el partido ha ganado en regiones que históricamente votan por candidatos anti-establishment y de izquierda, tales como Ayacucho, Cusco y Puno.
Somos Perú, partido relacionado a alcaldes municipales, tuvo un importante crecimiento especialmente en Ancash y Ucayali, muy probablemente por los candidatos de estos distritos electorales. Este partido tampoco tiene una agenda legislativa clara, por lo que su éxito se basaría en políticos populares. Por último, el Partido Morado se posiciona básicamente como un partido limeño, de centro y progresista, que ha recibido muchas críticas por tener entre sus filas a un candidato con denuncias por violencia contra la mujer.
Algunas reflexiones finales
Estas elecciones extraordinarias fueron cortas, sin figuras destacadas -cuyo papel es tomado tradicionalmente por los aspirantes residenciales-, aunque sí sorpresivas. En primer lugar, se observa mucha más fragmentación, pues ahora estarán en el Congreso 10 partidos políticos, cuatro más de los que ingresaron en el 2016. Esto dificultará las negociaciones legislativas del presidente y obligará a coaliciones entre partidos. Por otro lado, los resultados son un “castigo” de los votantes a quienes se enfrentaron directamente con el presidente (Fuerza Popular y el APRA) y un premio para aquellos que se mantuvieron al margen de este conflicto (Alianza para el Progreso y Acción Popular).
Sorprende el apoyo hacia un partido teocrático como el Frepap, demostrando que los peruanos somos mucho más flexibles a la introducción de la religión a la política nacional. Por otro lado, el apoyo a partidos como Unión por el Perú relacionado a Antauro Humala nos advierte del crecimiento del respaldo a movimientos antisistema. Por último, se demuestra que los partidos-universidad siguen siendo un modelo exitoso para hacer política en Perú.