El 24 de noviembre se reunieron en Bruselas las ministras de los 27 Estados miembros de la Unión Europea. ¿La causa? La eliminación de la violencia contra las mujeres, una lacra de carácter universal. Se trata de la tercera cumbre de este tipo que se celebra en Europa. A la misma habrían estado invitadas, según datos de marzo de 2010 de la Fondation Robert Schuman, 117 ministras. ¿Qué porcentaje suponen del total de ministros? Escaso, si tenemos en cuenta que el total suma 448 ministros. Es decir, alrededor de un 26%. Una de cuatro.
En la Unión Europea todavía queda un largo camino por recorrer para lograr la paridad entre hombres y mujeres en las esferas más altas del poder. Los países nórdicos, como suele ser habitual en este tipo de diagnósticos, se sitúan en los puestos más avanzados. Por encima de la media del 26% se sitúan 12 de los 27 Estados miembros, tres de ellos nórdicos. En primer lugar, Finlandia, con un 60%, al que seguía en aquellos momentos España, con un 53%; tras la crisis de gobierno del pasado octubre, no obstante, este porcentaje se ha reducido. La lista continúa con Dinamarca (47%), Suecia (45,5%) y Alemania (37,5%). Cierra la relación Hungría, con un 0% de ministras y 16 ministerios.
En el terreno de la economía, el porcentaje de mujeres en puestos dirigentes también es reducido. Dentro de las empresas más importantes que cotizan en Bolsa, un 11% de mujeres ocupan un puesto en los consejos de administración de las compañías europeas, y sólo el 3% son presidentas. En España, el 74% de las 35 empresas que conforman el Ibex 35 tienen mujeres entre los cuadros dirigentes. Una de cada cuatro, no.
Ahora imaginemos que el Consejo Europeo es el consejo de administración de la gran empresa europea, que por cierto no pasa por sus mejores tiempos. En ese consejo sólo encontraríamos, entre los 29 miembros de pleno derecho (la alta representante, Catherine Ashton, participa, pero no es miembro de pleno derecho), tres mujeres: Angela Merkel (Alemania), Iveta Radicová (Eslovaquia) y Mari Kiviniemi (Finlandia).
Sin embargo, en 2009 el 59% de los diplomas universitarios en la Unión Europea fueron obtenidos por mujeres. Así, el futuro en Europa no parece que vaya a seguir siendo el coto privado de los hombres. ¿Podemos imaginar los efectos de un cambio de tal magnitud? En su informe sobre el efecto de la Ley de igualdad en las representación electoral, parlamentaria y en el comportamiento electoral de las mujeres en las elecciones generales de 2008 en España, sus autores, Álvaro Martínez Pérez y Kerman Calvo Borobia, afirmaban lo siguiente:
“La posición común entre investigadores y académicos especializados en el estudio del comportamiento y la participación política de las mujeres, es la de que una mayor presencia de las mismas en las instituciones de representación tiene efectos positivos que van más allá de las propias mujeres políticas, al introducir una nueva visión de entender las relaciones de poder, junto con actitudes más abiertas al diálogo y la concertación”.
Concertación: sin duda una palabra que suena a gloria en esta desafinada Europa.
Para más información:
VV AA, «La mujer en un mundo global». Política Exterior núm. 115, enero-febrero 2007.
Georgina Higueras, «La revolución silencio de la mujer japonesa». Política Exterior núm. 131, septiembre-octubre 2009.
Nayereh Tohidi, «Irán: las mujeres en la política». Afkar/Ideas núm. 23, otoño 2009.
Héctor Cebolla, «Norte y Sur: opiniones sobre la vida laboral y familiar de mujeres mediterráneas». Afkar/Ideas núm. 18, verano 2008.
Domingo del Pino, «La condición de la mujer musulmana: entre lo divino y lo humano, un debate terrenal». Afkar/Ideas núm. 17, primavera 2008.