El exministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, interviene el 25 de junio ante el Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para defender su candidatura a la dirección general de este organismo, con sede en Roma. Frente a él, cinco contendientes: Franz Fischler, de Austria; José Graziano de Silva, de Brasil; Indroyono Seoselio, de Indonesia; Mohammad Saeid Noori, de Irán, y Abdul Latif Rashid, de Irak. El nuevo director sucederá al senegalés Jacques Diouf, en el cargo desde 1994.
El rival más temible de Moratinos es Graziano de Silva, con una amplia trayectoria dedicada a cuestiones relacionadas con el desarrollo rural y la lucha contra el hambre. En 2001 coordinó el programa “Hambre Cero” en Brasil. En 2003, el entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, le nombró ministro extraordinario para la Seguridad Alimentaria y la Lucha contra el Hambre. Finalmente, en 2006 accedía al cargo de representante regional de la FAO para Latinoamérica y el Caribe y era nombrado subdirector general de la organización.
La elección se realiza el 26 de junio mediante el voto secreto de los 191 Estados miembros de la organización. El ganador debe obtener la mitad más uno de los votos. Graciano de Silva podría contar con los votos del continente americano. El otro rival destacado, el austriaco Fischler, podría ganar apoyos en los países de Europa Central y Occidental. Moratinos, por su parte, podría contar con votos en Europa, América Latina y los países árabes, así como en el continente africano. Una de sus bazas como ministro de Exteriores ha sido la potente política de cooperación española, que ha situado a España a la cabeza de los países donantes.
Según explica Luis Ayllón en ABC, «en Exteriores se confía en llegar a la última votación frente al candidato brasileño y, una vez descartados los otros candidatos, vencer gracias a los votos de países africanos, europeos, árabes y algún iberoamericano».
El objetivo de Moratinos, cuyo programa puede verse aquí, es la reforma de la FAO de forma “urgente e inmediata”. La FAO dedica ahora el 70% de sus recursos al pago de salarios y el 30% a proyectos para la alimentación. El diplomático español ha indicado que si resulta elegido intentará que el porcentaje del presupuesto dedicado a la alimentación “se pueda acercar al 50%, a través de una mayor asignación de los recursos”, mediante una nueva administración que ponga énfasis en “la gestión y en el ahorro”.
Entre los retos generales que recoge su candidatura, Moratinos destaca cinco:
Uno. Eliminar el hambre extrema en 2015 con programas específicos y mecanismos de seguimiento en cada país.
Dos. Fortalecer la seguridad alimentaria, para garantizar el suministro de alimentos a nueve mil millones de personas.
Tres. Reforzar la transparencia de los mercados de productos alimentarios y los sistemas de alerta ante las crisis ya existentes.
Cuatro. Culminar la reforma de la FAO, a nivel interno y externo, mientras se buscan nuevas fuentes de financiación, públicas y privadas.
Y cinco. Convertir a la FAO en un pilar de la nueva arquitectura internacional, interactuando con las demás agencias de Naciones Unidas y otros actores de la Comunidad Internacional.
Según datos de la organización, alrededor de 1.000 millones de personas sufren de hambre crónica en la actualidad.