Fotos trucadas, textos manipulados, falsas fuentes. En la Red la información internacional afronta cada día más peligros de engaño. Aparece en español el Manual de Verificación del European Journalism Centre (EJC), una vuelta a los básicos de la comprobación periodística aplicados al terreno digital.
Esta obra conjunta, que puede consultarse en la web del EJC, está firmada por conocidos tuiteros que practican a diario con la verificación y la explican de modo ameno. Entre otros, Craig Silverman, de @Emergent, es el editor del manual y escribe sobre la gestión en caliente de noticias de última hora; Malachy Browne, ahora en Reportedly, explica cómo comprobar un vídeo; Mathew Ingram, de GigaOm, sistematiza la criba de información aportada por la multitud en las redes; y Steve Buttry, convertido en profesor universitario, se extiende sobre los fundamentos de la verificación. Los casos de estudio son conocidos episodios de actualidad que obligaron a comprobar contenidos publicados en las redes por ciudadanos (el llamado user generated content o UGC): el Huracán Sandy, el atentado contra la maratón de Boston, protestas de la Primavera Árabe, guerras de Siria y Libia, el tsunami de Japón…
Saber verificar es obligado para periodistas del siglo XXI pero también recomendable para todo lector en Internet, sobre todo si se interesa por la información internacional. Con ella la posibilidad de error se multiplica porque se suele desconocer el contexto de origen de la noticia. Ya es un clásico que cada desastre natural se vea seguido en Twitter de imágenes tan sorprendentes como falsas ( la que acompaña este artículo se difundió tras el Huracán Sandy y mezclaba fotografías anteriores). Los bulos son frecuentes, y tras cada atentado se barajan arrestos y nombres de sospechosos que luego resultan especulaciones.
A veces el error no se deriva de la rapidez sino del engaño planificado. En 2014, un director de cine noruego se vio obligado a pedir disculpas por difundir un vídeo falso sobre la situación de los niños en Siria, Syrian hero boy. Sólo quería atención para el conflicto, pero logró la ira de los corresponsales, cada vez más presionados por las dificultades para distinguir la verdad de la mentira en guerras que se mueven entre la niebla de la propaganda y la creatividad de Photoshop.
En los tumultos opinativos que se desencadenan en las redes se han llegado a olvidar algunos mandamientos: preguntar a varias fuentes, esperar confirmación, ir al lugar de los hechos. El manual los recuerda y ofrece guías para seguirlos en línea. Porque “los estándares del buen periodismo están aquí para quedarse”, como recuerda Nicola Bruno en ¿Tuitea primero, verifica más tarde? (pdf), donde explica cómo la información en tiempo real ha cambiado la cobertura de las crisis mundiales.
Más que recursos, protocolos
En Internet los recursos envejecen pronto. Para alguna herramienta propuesta en el manual (su edición en inglés tiene un año) hay ya sustituta más avanzada, pero el principal valor de la obra sigue intacto y es la actitud que contagia: comprobarlo todo, apegándose a protocolos de prevención y lectura crítica. Un ejemplo: ahora Google Earth –presente en algunos capítulos- es un elemento básico del fact-checking digital, pero dentro de unos años puede serlo otro servicio similar de Apple. No importan las marcas, sino la idea de geolocalizar (identificar el lugar donde se produce el suceso). Y son los expertos en verificación quienes van actualizando sobre esas novedades.
La comprobación perfecta está fuera del alcance de un usuario común: la agencia Storyful, alma mater de la verificación, muestra en su web a 60 periodistas, equipo con el que difícilmente se puede competir a título individual; Fourandsix, una de las empresas más conocidas de autentificación fotográfica, ofrece sus servicios informáticos más avanzados sólo previo pago.
Con el tiempo la verificación ha ido mostrando sus límites. Hasta el mejor experto falla y ni siquiera dedicar numerosos recursos y personal a la tarea de comprobar garantiza el éxito: la BBC cuenta con toda una unidad para filtrar contenidos ciudadanos (el UGC hub) y es referente en información global, pero también ha errado estrepitosamente. Nadie se libra del temido fake. Lo que sí está al alcance de todos es una obsesión por la desconfianza que si se sistematiza puede resultar salvadora: “Si tu madre te dice que te quiere, compruébalo”, remachan en el manual.
Capítulos
Este es el acceso directo a los capítulos del Manual de Verificación y el resumen de algunas de las enseñanzas que contienen:
- Prefacio
- 1. Cuando estalla una noticia de emergencia. Nunca dar nada por hecho. Triangular las opiniones de las fuentes. Ser transparente en cuanto al estado en el que se encuentra la información que difundimos.
- 2. Los fundamentos de la verificación. Normas a las que ceñirse. Hasta los testigos pueden ser fuentes equivocadas. La memoria no es una máquina perfecta.
- 3. Verificar contenidos generados por el usuario. Cómo confirmar la procedencia de una noticia, la fuente, la fecha, el emplazamiento.
- 4. Verificando imágenes. Pasos para comprobar la veracidad y autoría de una imagen. Pedir permiso para su reproducción.
- 5. Verificando vídeos. ¿Quién fue el primero en subirlo a la Red? ¿Es un usuario fiable? ¿Coinciden las imágenes con lo que nos enseña de esa zona Google Earth?
- 6. Poniendo a las masas a trabajar. Identifica a las fuentes. Conecta con ellas. Involúcralas en el proceso de verificación: el crowdsourcing tiene poder.
- 7. Sumando el colectivo computacional colectivo humano. Informática avanzada para ayudar a verificar
- 8. Preparándonos para cubrir desastres. Cuando el desastre ocurre, ya deberías saber lo que hay que hacer.
- 9. Creando un procedimiento y una lista de chequeo para la verificación. Preguntas básicas para saber si se está siendo lo suficientemente crítico.
- 10. Herramientas de verificación. Listado de recursos gratuitos disponibles en línea
- Apéndice. Verificación para la defensa de los derechos humanos.