Por Francesc Granell.
Con el ritual de cada año del martes de la segunda semana de septiembre, día 14 en esta ocasión, se abrió el 65º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo presidencia del antiguo presidente de la Confederación Helvética Joseph Deiss. El día anterior el presidente saliente, Ali Abdussalam Treki, hacía balance de lo conseguido por la ONU en sus 12 meses de mandato. Desgraciadamente, no han sido demasiados los logros, teniendo en cuenta que la atención mundial sobre la gobernanza parece estar abandonando la organización para refugiarse en el G-20, un grupo de países ricos y emergentes que deja al margen al grueso de los 192 miembros de la ONU.
El 64º periodo de sesiones concluyó con la creación de UN-Women, cuya dirección se ha confiado a la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet. Sin embargo, en los últimos 12 meses no se han conseguido grandes cosas en la lucha a favor de los “bienes públicos globales” que se supone la ONU debe lograr. El empeño expresado por el secretario general, Ban Ki-moon, de luchar contra las catástrofes naturales y derivadas de la acción humana (Haití, Pakistán) acerca a la ONU a la categoría de ONG humanitaria, en vez de ir elevando su perfil como Organismo Internacional efectivo que se ocupe con solvencia del mantenimiento de la paz y la seguridad, la promoción de los derechos humanos, el desarme, la fiscalización de drogas y la lucha contra el terrorismo internacional. El criticado secretario general parece olvidarse de uno de los fines básicos de la ONU: la importancia de promover un crecimiento sostenible, en que los avances tecnológicos permitan sacar a todos los países del mundo de la pobreza y de todas sus secuelas.
En cuanto a la reforma pendiente y necesaria, nada se ha conseguido respecto a doblegar a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho de veto para poder adaptar este órgano principal al nuevo mapa del mundo. China, por ejemplo, participa en la financiación de gastos de la ONU a un nivel similar al de España (3,189% China y 3,177% España, en la escala de cuotas 2010-12). Alemania (que aporta el 8,018%) y Japón (el 12,530%) están indignados por no contar con un puesto permanente en el Consejo de Seguridad cuando Reino Unido (6,604%), Francia (6,123%), China y Rusia (1,602%) sí lo tienen.
Tampoco se ha avanzado demasiado en la propuesta lanzada por el anterior secretario general Kofi Annan de crear el Grupo de Alto Nivel sobre la Coherencia en todo el Sistema de la ONU, tratando de consolidar el trabajo de ciertas agencias y evitar duplicaciones.
El periodo de sesiones se abre este año con la reunión plenaria de alto nivel para acelerar el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para 2015, según lo pactado en la Cumbre del Milenio del 2000. El 16 de septiembre, Ban Ki-moon presentó el informe sobre la brecha existente para poder cumplir a tiempo dichos objetivos si el mundo no actuaba de forma más decidida respecto al octavo objetivo: el partenariado entre ricos, pobres, organizaciones y hasta multinacionales para combatir la pobreza, lo cual no parece fácil de lograr en la actual época de crisis. Pese a ello, el mensaje no fue excesivamente pesimista. La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconoce que ha disminuido el número de hambrientos en el mundo. El volumen de Ayuda Oficial al Desarrollo no está cayendo y el comercio mundial, según la OMC, está recuperando su dinamismo anterior al bache de 2008-09, al tiempo que los líderes empresariales del Pacto Mundial de la ONU se han comprometido a redoblar los esfuerzos de la sociedad civil para forjar una economía mundial mas sostenible e inclusiva.
Aunque los ODM serán prioritarios y tendrán toda la atención de los medios de comunicación, no parece que la ONU vaya a olvidarse durante el periodo de sesiones que se abre ahora del asunto del cambio climático, cuya próxima cumbre se celebrará en Cancún (México), y otros asuntos que ya en el anterior periodo de sesiones estuvieron en el orden de día y sobre los que hay que seguir trabajando aunque supongan una dura lucha contra el bilateralismo dominante y la realpolitik que muchos países siguen manteniendo.
Francesc Granell es catedrático de Organización Económica Internacional en la Universidad de Barcelona.
Para más información:
Oladiran W. Bello, «Los retos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio». Policy Brief, FRIDE, agosto de 2010.
Intermón Oxfam, «Reducir el hambre a la mitad: ¿aún es posible?». Estudio, septiembre de 2010.
Comisión Europea, «El compromiso y la responsabilidad compartida en la lucha contra la pobreza con motivo de la cumbre sobre los ODM». Nota de prensa, septiembre de 2010.
Jagdish N. Bhagwati, «Time for a Rethink». Report, Council on Foreign Relations, septiembre de 2010.