El nuevo gobierno de Costa Rica tiene varias particularidades que hacen que sea un caso interesante de estudio. En primer lugar, la continuidad en el ejecutivo de Carlos Alvarado por el Partido Acción Ciudadana (PAC), acompañado de un experimento de coalición multipartidista o gobierno de unidad. Los incentivos para que esto sucediera fueron consecuencia de la primera ronda electoral y el excesivo fraccionamiento de los resultados. No obstante, generar un gobierno denominado de “unidad nacional” parece trascender la coyuntura electoral y responder a la voluntad política del gobierno, al incluir en el mismo a la mayor cantidad de sectores “perdedores”, lo que ha tenido efectos positivos en las primeras negociaciones en el Congreso.
El resultado de la primera ronda electoral no favorecía al ahora presidente Carlos Alvarado, que se encontraba en leve desventaja con respecto al candidato del Partido Restauración Nacional (PRN), Fabricio Alvarado, y para lograr la victoria tuvo que negociar con otros actores políticos. El apoyo más relevante fue el de Rodolfo Piza, candidato en primera ronda por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y ahora ministro de la Presidencia, puesto importante ya que se encarga de coordinar las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo.
La propuesta de gobierno de unidad no fue solo una forma de ganar las elecciones. La decisión de invitar a otros actores políticos a participar con puestos ministeriales y presidencias ejecutivas de instituciones autónomas se toma con el objetivo de generar consensos y promover acuerdos que puedan fomentar avances en el legislativo. Esto es una estrategia necesaria, ya que el PAC en este momento cuenta con 10 de los 57 diputados de la Asamblea Legislativa. Aun así, el nuevo presidente ha ido más allá de los partidos mayoritarios e incluye a partidos políticos con poca representación en el Congreso, como el Frente Amplio (FA), que actualmente cuenta solo con un diputado, o el partido cantonal Curridabat Siglo XXI. Además, parece tomarse más en cuenta para los nombramientos la experiencia en cargos públicos y menos la militancia, lo que es una diferencia marcada con administraciones anteriores.
Uno de los grandes retos del próximo gobierno es mejorar la actual crisis fiscal que sufre Costa Rica. Parte de la estrategia del gobierno de unidad es que sean personas pertenecientes al PUSC las encargadas de aportar en mayor medida a la contención de dicha crisis, pues queda en sus manos la coordinación del sector económico, el ministerio de Hacienda, y el enlace con el sector productivo. Dejar en manos del PUSC el sector económico es una medida arriesgada del nuevo gobierno y responde a demandas internas del país, con la clara señal de reducir gastos en el sector público, así como de tener una mayor cercanía con el sector productivo al tiempo que se genera confianza con las entidades financieras internacionales.
A pesar de que el Partido Liberación Nacional (PLN) no fue un aliado durante la campaña electoral, personas de este partido también asumen una serie de ministerios importantes para el gobierno como Comercio Exterior, Turismo y Vivienda, entre otros. En este momento, el PLN es la fracción más grande del congreso con 17 diputados, por lo que incluir a dicho partido en la estrategia de gobierno es necesario para fines de gobernabilidad, pero también para generar más respaldo popular.
El PAC, por su parte, asume puestos claves, pero con menos primicia en la coyuntura actual, como la cancillería, el ministerio de Economía, el de Comunicación y la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), así como la dirección de instituciones del sector agrícola y que prestan servicios públicos, entre otros. Aunque estos puestos no tienen que sostener la reforma fiscal, son importantes para incentivar la producción y mantener importantes relaciones a nivel nacional e internacional. Además, durante el proceso de nombramientos del nuevo gobierno se ha mantenido un mensaje claro a favor de la igualdad de género, los derechos humanos y el respeto por el medio ambiente, que pareciera ser una forma de distanciamiento de sectores más conservadores ahora agrupados alrededor del PRN.
El gobierno también incluyó a Patricia Mora, diputada saliente por el FA, como ministra de la Mujer. Como se señaló anteriormente, este partido político solo tiene un diputado en el Congreso y su postura política es más de izquierda, por lo que con estos acercamientos se denota una estrategia de unir la mayor cantidad de fuerzas políticas de una manera plural, pero con mínimos comunes. Esto es importante debido a que el PRN –que cuenta con 14 diputados– se ha convertido en el partido de mayor oposición, con una fuerte crítica al gobierno y una agenda conservadora a la que se pueden sumar otros partidos como Renovación Social Cristiana o Integración Nacional.
Un acierto del ejecutivo es que aquellas personas que se encuentran formando parte del gobierno de unidad han pasado por un proceso público de generación de pactos mínimos y, aunque no todos los actores están en sintonía en los detalles, se evidencia la posibilidad de sostener negociaciones y generar acuerdos. En este contexto, el asunto de la reforma fiscal es de los más complicados pues, aunque todos los actores admiten la necesidad de la reforma, el impacto que esto pueda tener sobre los diferentes sectores de la sociedad va a determinar los apoyos políticos a la misma. Es fundamental para el próximo gobierno, eso sí, que la reforma fiscal se apruebe durante el primer año.
El avance inicial del gobierno de unidad parece rendir frutos y en la Asamblea Legislativa el PAC se ha quedado con la presidencia del directorio del primer año. La propuesta que le plantearon al PLN, al PUSC y a otros partidos políticos propone rotar los puestos del directorio legislativo y fue acogida de manera sencilla. Todo este corto proceso, por otra parte, tiene el reto de sostenerse durante los próximos cuatro años en un sistema político con pocos incentivos para las coaliciones. Las ventajas con la que cuenta el gobierno es la transparencia promovida en los acuerdos, así como el aperturismo, al incluir a la mayor cantidad de sectores perdedores.
Es extraordinariamete fácil percibir que un acuerdo entre todas las fuerzas políticas es fundamental para el progreso de los pueblos atrasados y subdesarrollados ¿Qué duda cabe?
Pero si es tan evidente su necesidad ¿Por qué no se llega jamás a un acuerdo en ningún país latinoamericano?
La respuesta: por la codicia de los políticos. Nadie es capaz de ceder nada que pueda beneficiar al ‘oponente» o perjudicar sus intereses. No existe otra explicación posible toda vez que un acuerdo sincero y real significaría el camino hacia una vida mucho mejor para decenas de millones de ciudadanos.
Costa Rica parece al menos estar intentándolo. Ojalá lo logre.
«Codicia y política» razonvsinstinto.blogspot