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Un mensaje en un teléfono inteligente muestra que no se puede acceder a la plataforma Facebook en octubre de 2021 en Ucrania, durante unan interrupción global de Facebook, Instagram y WhatsApp. GETTY

Los gigantes tecnológicos deben dejar de esconderse

Las grandes tecnológicas se han convertido en monarcas absolutos de los mercados gracias, entre otras cosas, a ocultar la mayor parte de sus datos financieros y operativos. Inversores y reguladores necesitan saber más. Solo con más datos podremos saber si estos gigantes deben su continuo crecimiento a la creación de valor o, por contra, a su extracción.
Mariana Mazzucato e Ilan Strauss
 |  9 de febrero de 2022

En 2021, Alphabet (la matriz de Google), Amazon, Apple, Meta (el nuevo alias de Facebook) y Microsoft estaban entre las mayores empresas del mundo en términos de ingresos y beneficios. Estas cinco empresas por sí solas aumentaron su capitalización bursátil en una cantidad superior al PIB de Italia –2,5 billones de dólares frente a 2,1 billones–. Las grandes tecnológicas representan hoy casi un cuarto del índice S&P 500 y una cuarta parte del gasto en investigación y desarrollo de las empresas estadounidenses no financieras que cotizan en bolsa. Amazon es el quinto empleador del mundo, y continúa creciendo.

¿Qué podemos hacer ante el creciente dominio de mercado ejercido por estas empresas? Para empezar, la situación exige una agenda regulatoria más proactiva, para que las autoridades públicas no estén constantemente tratando de ponerse al día. Lo que tenemos ahora es una “guerra de desgaste” regulatoria llevada caso a caso, a menudo con litigios contra prácticas comerciales del pasado. Después de un largo proceso de apelación, el resultado es casi siempre “escaso y tardío”.

El problema se agrava por la falta de información financiera desglosada sobre las grandes empresas tecnológicas. Sus declaraciones agregadas ya no explican su funcionamiento. Los inversores y los reguladores necesitan saber más. ¿Cuántas personas utilizan WhatsApp cada mes y durante cuántas horas? ¿Cuál es el margen de beneficio de la tienda de aplicaciones de Apple? ¿Cuál es la cuota de Microsoft Azure en el mercado de la computación en la nube?

Sí, a veces se pueden encontrar respuestas aproximadas a estas preguntas en las búsquedas de Google, pero solo cuando han sido reveladas por un informante de la empresa, un documento judicial íntegro, sin censura, o una estimación privada de una empresa de tráfico de sitios web. Las respuestas, sin duda, no se encuentran en los formularios 10-K de las grandes empresas tecnológicas, los informes anuales públicos de resultados financieros que todas las empresas estadounidenses que cotizan en bolsa deben presentar a la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos.

 

«Los inversores y reguladores no saben cuántas personas utilizan WhatsApp cada mes y durante cuántas horas, o cuál es el margen de beneficio de la tienda de aplicaciones de Apple»

 

Esas omisiones se deben a dos características del potente modelo de negocio de las plataformas de las Big Tech. En primer lugar, la utilidad de una plataforma suele basarse en productos “gratuitos” o subvencionados que impulsan su adopción por parte de los usuarios. Aunque estos productos acaben siendo rentables, ya sea de forma indirecta a través de la publicidad o directamente a través de suscripciones, ventas y tarifas, no es necesario incluirlos en el Formulario 10-K mientras sigan siendo en gran medida “gratuitos” para el consumidor.

Pensemos en Alphabet, que posee al menos nueve productos –como YouTube, Android, Chrome, Gmail y Google Maps– que tienen más de 1.000 millones de usuarios activos mensuales. Aunque cada producto domina el mercado global en su sector, los datos financieros del Formulario 10-K de Alphabet solo ofrecen una categoría agregada de “publicidad” y algunas métricas financieras limitadas para YouTube y Google Cloud. Esta opacidad ha ayudado a la empresa a evitar el escrutinio de las autoridades mientras afirmaba su posición dominante en los principales mercados digitales.

Aunque las grandes empresas tecnológicas a veces facilitan el recuento mensual de usuarios activos en sus conferencias sobre beneficios para los inversores, estas cifras no se revelan de manera sistemática en sus informes anuales, donde la obligación legal es mayor. Es muy necesaria una divulgación adecuada de las “métricas operativas” de los usuarios, ya que el dominio del mercado por parte de estas empresas –y los abusos de poder relacionados con él– está cada vez menos relacionado con el precio. Un elemento central de este dominio es disponer de una gran base de usuarios.

Una gran base de usuarios en un producto como Microsoft Word, por ejemplo, puede permitir a una empresa extender su dominio a otros mercados mediante la agrupación –pensemos en Microsoft Teams–. El poder de mercado de las grandes empresas tecnológicas reside cada vez más en el “ecosistema” que controlan, más que en un único producto. Ese poder les permite bloquear a los usuarios, expulsar a los competidores y construir fortalezas de datos.

 

«El dominio del mercado por parte de estas empresas –y los abusos de poder relacionados con él– está cada vez menos relacionado con el precio. Un elemento central es disponer de una gran base de usuarios»

 

La segunda característica del modelo de negocio de las grandes empresas tecnológicas que contribuye a la opacidad financiera es la diversificación de productos. Al diversificar su oferta de productos –a menudo a través de nuevos paquetes de productos–, las plataformas tecnológicas pueden mantener a los usuarios dentro de sus ecosistemas, generando más ventas. Sin embargo, estas fuentes de beneficios, cada vez más difusas, rara vez se revelan en sus informes 10-K. Aunque las actuales normas de “información por segmentos” se diseñaron para garantizar que los grandes conglomerados diversificados publicaran información financiera desglosada, en la práctica las normas dan a las empresas una amplia discreción para definir lo que cuenta como “segmento operativo”. Apple, por ejemplo, no define sus segmentos por producto sino por geografía, por lo que no está obligada a revelar los beneficios de su tienda de aplicaciones.

Esta flexibilidad permite a las grandes empresas tecnológicas ocultar los datos financieros de algunos de sus principales productos, incluso los que técnicamente superan el umbral de información porque representan el 10% o más de los activos totales, los ingresos o los beneficios y pérdidas. Las grandes empresas tecnológicas se han hecho tan grandes que incluso enormes segmentos de productos con ventas superiores a los 20.000 millones de dólares pueden clasificarse de tal manera que no alcanzan dicho umbral en absoluto. Por tanto, la escala completa de Amazon Web Services se habría mantenido oculta a los competidores durante más tiempo del que debería haberse permitido.

La ausencia de información financiera y operativa detallada significa que los reguladores encargados de identificar posibles abusos de poder de mercado comienzan desde cero con cada caso. Para determinar el poder de una empresa, los reguladores deben ser capaces de analizar la relación entre los precios, los costes y los desembolsos de capital; pero estos factores quedan oscurecidos cuando los datos financieros se agregan a los productos. Las actividades de creación de valor se mezclan habitualmente con actividades de extracción de valor de suma cero. Y aunque las grandes empresas tecnológicas han utilizado productos “gratuitos” para pastorear mercados enteros, siguen estando obligadas a revelar solo los beneficios y las pérdidas.

 

«La ausencia de información financiera y operativa detallada significa que los reguladores encargados de identificar posibles abusos de poder comienzan desde cero con cada caso»

 

En un nuevo informe escrito en colaboración con Tim O’Reilly y Josh Ryan-Collins, sostenemos que los Formularios 10-K de la Comisión de Valores y Bolsa necesitan una actualización urgente. Los reguladores deben ir más allá de la información sobre “pérdidas y ganancias” y exigir información operativa no financiera específica sobre todos los productos que alcancen un determinado umbral de usuarios activos mensuales. Esta norma exigiría información operativa desglosada sobre productos como Google Search, YouTube, Chrome y Android, de Alphabet; o Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger, de Meta. Las empresas ya utilizan datos operativos sobre los usuarios a nivel interno para evaluar el rendimiento de los productos, por lo que no se verían afectadas por la obligación de divulgarlos en sus informes anuales 10-K.

Además, las normas de información por segmentos necesitan ser más “agresivas” y deben escalar con el tamaño de la empresa para garantizar la liberación de “datos ocultos” sobre los estados financieros consolidados. Para abordar ambas cuestiones, las empresas deberían estar obligadas a revelar información financiera detallada sobre cualquier producto con al menos 5.000 millones de dólares de ingresos anuales. Para poner esa cantidad en contexto, provocaría la divulgación de información financiera sobre los AirPods de Apple y Azure de Microsoft.

Al igual que los informes medioambientales, sociales y de gobernanza se están convirtiendo en algo esencial para ayudar a navegar por el cambio climático, es necesario mejorar los informes 10-K para revelar la naturaleza y el alcance del dominio de mercado de las grandes empresas tecnológicas. Solo entonces podremos ver si estos gigantes deben su continuo crecimiento a la creación de valor o, por contra, a su extracción.

© Project Syndicate, 2022. 
www.project-syndicate.org

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