Diccionario de mitos, de Carlos García Gual. Editorial Siglo XXI. Madrid, 2012. 304 págs. 17,58 euros.
En una sociedad dominada por la hipervelocidad y la sobreinformación, de vez en cuando conviene detenerse y echar la vista atrás. Regresar con la memoria a tiempos donde los acontecimientos se sucedían menos atropellados. A las raíces de nuestras sociedades. En el caso de Occidente, esos fundamentos se encuentran en Grecia. “En los clásicos está lo esencial, los grandes conflictos del hombre, sus dolores y esperanzas –explica Carlos García Gual, uno de los grandes helenistas españoles contemporáneos–. Siguen siendo imprescindibles para entendernos mejor a nosotros mismos”.
Para ayudarnos en la tarea, Siglo XXI reedita Diccionario de mitos, que García Gual dedica no al uso académico o escolar, sino a los aficionados a estos temas. ¿De qué temas exactamente estamos hablando? Según lo define el autor, el mito es un relato tradicional que refiere la actuación memorable y paradigmática de unas figuras extraordinarias –héroes y dioses– en un tiempo prestigioso y esencial.
Veamos uno de ellos. En estos tiempos de declive relativo en Occidente y temor por el futuro, el mito de las Edades supone un acicate para el pesimismo colectivo. Este mito explica la decadencia del mundo a través de los diferentes linajes de hombres que han pisado la tierra, designadas sus épocas por nombres de metales, excepto una. Edad de Oro, Edad de Plata, Edad de Bronce, Edad de los Héroes y Edad de Hierro. Según relata Hesíodo, a medida que los hombres se alejaban de los dioses, su vida se hacía más penosa. Y lo peor estaba siempre por llegar. De hecho, en esta progresiva decadencia aún falta una última edad, la sexta, en la que ya no habrá ni justicia ni sentido de la decencia entre los humanos y estos se destrozarán entre sí como fieras. El Apocalipsis, en suma.
A este mito que explica la decadencia de la raza humana, pervertida y desgastada por el transcurrir de las edades, se opone una creencia opuesta –García Gual duda si llamarla mito– en el Progreso. Ésta aparece ya en Jenófantes de Colofón, pensador griego del siglo VI a. C., que en sus versos proclamaba: “No todo desde un principio lo mostraron los dioses a los humanos, sino que en el tiempo en su búsqueda ellos van encontrando lo mejor”.
Decadencia frente a progreso. El mundo sigue hoy debatiéndose entre ambas corrientes de ánimo, según la coyuntura, o la geografía.
Como explica García Gual, los mitos ofrecen unas imágenes que impactan en la memoria colectiva, pertenecen a esa memoria colectiva, al responder a preguntas fundamentales del ser humano y su inquietud ante los misterios de la vida y los retos de la sociedad. Los mitos están más allá de lo real, pero ofrecen, a su manera, una explicación de la realidad.
Este diccionario se centra en los mitos griegos, “los más familiares” para nosotros junto con los bíblicos. Unos mitos que aún fascinan gracias a su poderoso magnetismo. “Siempre que creemos en los mitos, nos arriesgamos a su seducción enigmática”, reconoce el autor. Ya advertía Platón de lo hermoso de ese peligro. Sin embargo, resulta difícil rechazar su encanto reconfortante, luminoso. “A medida que envejezco y me siento más solo, me he hecho más amigo de los mitos”, confesaba el discípulo más sobresaliente del pensador ateniense.