Por Kattya Cascante.
Informe de seguimiento mundial 2012. Banco Mundial.
El Informe anual de seguimiento mundial que elabora el Banco Mundial (BM) se centra en 2012, anuncia 48 millones de hambrientos más, vinculados al repunte de precios durante el primer semestre de 2011 y examina las respuestas de la política social nacional, incluyendo redes de seguridad, programas nutricionales, las políticas agrícolas, las comerciales regionales, y el apoyo de la comunidad internacional.
El crecimiento mundial descendió un 3,9% en 2011 y se prevé un 3,5% más en 2012. Esta fuerte desaceleración no solo se siente en las economías avanzadas, ya que el empeoramiento general y el debilitamiento de la demanda interna también afecta a un menor crecimiento en las economías emergentes y de los países en desarrollo. A pesar de lo cual, señala el Banco Mundial con demasiado optimismo, la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) van por buen camino hacia su cumplimiento en 2015. Todos menos aquellos que tienen una estrecha relación con la alimentación y la nutrición como son, la mortalidad infantil (ODM 4) y la mortalidad materna (ODM 5). De los 144 países en seguimiento, en 105 no se espera que alcancen el ODM 4 (reducir a la mitad la mortalidad infantil entre niños menores de cinco años), y tampoco 94 países cumplirán con el ODM 5, que hace referencia a la mortalidad materna.
La repentina subida de precios de los alimentos, prosigue el informe, empuja a los hogares más pobres a soportar una desproporcionada carga del ajuste de la subida de precios, además de los efectos indirectos que ya vienen arrastrando de la crisis de 2007-08 y la contracción económica actual. Las consecuencias de una dieta insuficiente, peor salud, mayor deserción en la educación se unirán a las ventas de propiedades y activos productivos, creando una situación de mayor precariedad en los hogares y limitando su capacidad a la hora de hacer frente a futuras crisis. Algo muy preocupante si tenemos en cuenta la alta volatilidad de los precios de los alimentos que se viene sucediendo desde 2007, y cuyas causas apenas menciona este informe del Banco Mundial.
La institución también advierte sobre la factura de importación de cereales para aquellos países de bajos ingresos con déficit de alimentos, importadores netos de alimentos, que superó los 30 millones de dólares en 2010-11 (29% más que en 2009-10), a pesar de que hubo una mayor producción en 2010 y un menor volumen de las importaciones necesarias de cereales. El norte de África y las islas del Pacífico se llevaron la peor parte. Según el informe, los altos precios de alimentos pueden alterar el equilibrio entre los gastos necesarios para mitigar el impacto inmediato de la crisis y a largo plazo, del desarrollo. Un desarrollo que contará con menos apoyo de la comunidad Internacional (desciende la Ayuda Oficial al Desarrollo por primera vez desde 1997 CAD/OCDE, 2012), y con escasa focalización de compromisos en agricultura, alimentación y nutrición, (apenas un 10% del total en 2010). Una dinámica que la crisis de la subida de precios de los alimentos, el consenso de los ODM (2000) ni el propio Banco Mundial han sido capaces de romper.
La lectura del informe es recomendable por su detenimiento en el papel de la política agrícola a la hora de orquestar una respuesta de la oferta de alimentos y redes de seguridad social para mejorar la resistencia, así como en una política nutricional que proteja el desarrollo de la primera infancia. Sin embargo, es preciso completar la lectura si se quiere profundizar sobre las causas de la crisis y las reformas de una política comercial internacional que mejore el acceso a los mercados de alimentos a los más vulnerables, en un marco regulatorio donde el sistema financiero no siga fomentando la especulación y la volatilidad de los precios sobre las materias primas alimenticias.
Kattya Cascante es responsable del Área de Cooperación al Desarrollo de la Fundación Alternativas.
Para más información:
Kattya Cascante, «Crisis alimentaria: un consenso por la agricultura». Política Exterior núm. 142.
Kattya Cascante, «La especulación financiera sobre los precios de los alimentos». Economía Exterior núm. 60.