Miembros de las Fuerzas de Movilización Popular iraquíes participan en el funeral de los 16 miembros muertos en ataques aéreos estadounidenses en Bagdad, Irak, el 4 de febrero de 2024. GETTY

Irak, ¿camino de converirse en un Estado cliente de Irán?

Las Fuerzas de Movilización Popular pueden convertirse en el principal poder político, económico e institucional de Irak. Esta organización miliciana, dirigida por facciones alineadas con Irán, ha aumentado notablemente su influencia sobre el Estado y el gobierno iraquíes en los últimos dos años.
Ranj Alaaldin
 |  26 de marzo de 2024

Las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés), con respaldo y apoyo de Irán, buscan expulsar a Estados Unidos de Irak y de la región mientras se desarrolla la guerra en la Franja de Gaza. Desde que se intensificaron las tensiones regionales tras el 7 de octubre, las milicias respaldadas por Irán han atacado a las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria al menos 160 veces, incluido un ataque en Jordania de Kataib Hezbollá un grupo predominante dentro de las PMF (y su grupo hermano, la Resistencia Islámica en Irak) en el que murieron tres estadounidenses. La embajada estadounidense en Bagdad y una base en Erbil han sido blanco de repetidos ataques, al igual que la región del Kurdistán.

En los dos últimos años, las PMF han ampliado su influencia en el ámbito nacional. Sin embargo, el grupo podría instrumentalizar la guerra en Gaza este 2024, aumentando la perspectiva de nuevos ataques contra las fuerzas estadounidenses y la región del Kurdistán, que imponen límites a su influencia y son esenciales para la campaña de lucha contra el Estado Islámico (EI). Para proteger los intereses de Estados Unidos, contener la influencia de Irán y evitar un resurgimiento del EI, Washington ahora considera medidas militares para adelantarse a la escalada de ataques de las milicias y sus partidarios en Irán.

 

Creciente poder político e institucional

Las PMF se crearon en 2014 después de que el Estado Islámico (EI) se apoderara de Mosul y de que el gran ayatolá Ali al Sistani emitiera una fatwa en la que pedía a los iraquíes que lucharan para defender su país. Sistani denunció posteriormente a las PMF por aprovecharse de su decreto religioso para engrosar sus filas, ya que Sistani había pedido a los iraquíes que se unieran a las fuerzas armadas de Irak. En 2014, las PMF eran un ejército de milicias; cuatro años después, se integraron en el Estado como auxiliares de las fuerzas armadas, lo que garantizó a sus combatientes salarios y prestaciones iguales a los del personal militar regular.

En 2018, concurrieron a las elecciones parlamentarias iraquíes como bloque único, quedando segundo en su debut electoral. Este impresionante resultado se atribuyó a la baja participación electoral y a la apatía electoral tras el levantamiento contra el gobierno de Bagdad, encabezado por el movimiento Tishreen, que también protestaba contra las PMF e Irán. En respuesta, las milicias reprimieron brutalmente a los manifestantes.

Además, en marzo de 2020, facciones afines a Sistani se retiraron de las PMF por sus vínculos con Irán. Esta ruptura supuso un golpe simbólico, que habían obtenido legitimidad religiosa de la fatwa de Sistani. Los grupos alineados con Irán también tienen fuertes rivalidades internas. En agosto de 2022, los enfrentamientos entre los partidarios de Muqtada al-Sadr y las PMF llevaron a Irak al borde de la guerra civil. En conjunto, estos factores, sumados al asesinato por Estados Unidos de su fundador, Abu Mahdi al-Muhandis, en 2020, indicaban que las PMF tendrían dificultades para mantener su ascenso.

Sin embargo, la victoria del PMF en las elecciones provinciales iraquíes de diciembre de 2023 pone de relieve su notable resistencia. Obtuvieron 101 de los 285 escaños de los consejos provinciales, lo que tiene varias implicaciones para Bagdad. El resultado de las elecciones provinciales permite a los partidos ejercer cierto grado de clientelismo e influencia en el panorama electoral. Los actores políticos más dominantes en los consejos provinciales disponen de un amplio mandato y recursos, incluido el control de los presupuestos, el empleo de funcionarios, los contratos y la seguridad local.

Además de su formidable presencia en el parlamento iraquí, el PMF controla indirectamente varios ministerios y el Tribunal Supremo. El Tribunal Supremo ha ejercido su influencia sobre las elecciones del país, las normas de formación del gobierno y las exportaciones kurdas de petróleo para reprimir a los rivales políticos. Dentro de las fuerzas de seguridad, la Brigada Badr controla el Ministerio del Interior, y las PMF mantienen una relación simbiótica con algunas partes de las fuerzas de seguridad iraquíes, incluido el ejército, donde sus oficiales tienen una autoridad desmesurada.

 

Ampliación del poder económico

La victoria electoral y el dominio de las PMF tienen importantes implicaciones estratégicas. El estatus como grupo paramilitar híbrido –con un pie dentro y otro fuera del Estado– se ha normalizado. Por ello, es poco probable que las PMF acepten integrarse en las fuerzas armadas o ser supervisadas por civiles. Las PMF pueden seguir reclamando todos los beneficios de ser un miembro formal de las fuerzas armadas sin someterse al Estado. Esto incluye el acceso al presupuesto estatal, la legitimidad constitucional y las protecciones legales que limitan su exposición a medidas punitivas, como las sanciones y las designaciones de proscripción.

Como actor híbrido, pueden dirigir el Estado y sus recursos para desafiar a sus rivales. En el ámbito nacional, la normalización de las PMF les permite mantener y ampliar su influencia sobre el Estado, al tiempo que refuerza su capacidad para dejar de lado a sus rivales, como los sadristas. Esto es especialmente importante en la economía iraquí, donde las PMF compiten con sus rivales por los contratos estatales, los ingresos aduaneros desviados que generan 10.000 millones de dólares anuales, el control de impuestos ilegales que producen 300.000 dólares al día y decenas de millones de dólares en el comercio de chatarra.

Las PMF también poseen un vasto imperio inmobiliario y una creciente red económica. En noviembre de 2022, formaron la Compañía General Muhandis y se le adjudicaron terrenos de la mitad del tamaño de Líbano a lo largo de la frontera con Arabia Saudí. Cuenta con un presupuesto operativo inicial de cerca de 70 millones de dólares, que complementa el presupuesto de 2.600 millones de dólares que recibe del Estado, y sigue el modelo de Jatam al Anbia, del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, un holding gigante valorado en miles de millones de dólares. Esto ha frustrado a los rivales de las PMF dentro de la comunidad chií, que siguen trabajando en el marco del Estado y se niegan a someterse a su influencia.

En el pasado, las PMF han intentado torpedear proyectos de inversión que el Estado adjudicaba a empresas extranjeras, como lo demuestran sus intentos de desbaratar un contrato que el entonces primer ministro Mustafa al-Kadhimi había adjudicado a la surcoreana Daewoo en favor de una empresa china. (En noviembre de 2021, las PMF intentaron asesinar a Kadhimi, pero fracasaron.) Ahora, sin embargo, las PMF tienen capacidad para impedir proyectos de inversión que no sean favorables a sus objetivos, lo que tiene implicaciones para los miles de millones de dólares que Qatar y Arabia Saudí esperan invertir en Irak. Este acuerdo socava gravemente la capacidad de Irak para equilibrar sus lazos entre Irán y el mundo árabe.

 

Infiltrarse en el Kurdistán

Las PMF están ampliando también su influencia en el Kurdistán. Además de que el Kurdistán es un aliado vital de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, la base de Erbil sirve de centro de operaciones especiales para cientos de tropas estadounidenses, logística y lugar de escala para operaciones en Irak y Siria. El Kurdistán es un nudo estratégico por su proximidad a los actores occidentales y al conflicto en Siria, sus vínculos con Turquía y su creciente relación con los Estados árabes del Golfo.

Irán y las milicias iraquíes están decididos a expulsar a las fuerzas estadounidenses tanto del Kurdistán como de Irak en general, ya que la presencia estadounidense impone límites a su influencia. Más recientemente, Irán llegó a lanzar un ataque con misiles balísticos contra Erbil el 15 de enero de 2024, que supuestamente tenía como objetivo una base israelí –el gobierno de Bagdad desestimó esta acusación, que ha demostrado ser una justificación sin fundamento para un ataque en el que murieron un prominente hombre de negocios y su hija de 11 meses–.

El control de las PMF sobre el poder judicial contribuyó a consolidar las sentencias que han declarado ilegales las exportaciones de petróleo kurdo independiente a través de Turquía. Como consecuencia, las exportaciones kurdas de petróleo se han interrumpido, lo que ha paralizado la economía del Kurdistán. Con ello se pretende obligar a la región del Kurdistán a pivotar hacia Teherán, lo que permitiría al régimen iraní ampliar su influencia a la única parte de Irak que permanece fuera de su órbita.

 

Implicaciones para la política estadounidense

La administración Biden puede mostrarse reacia a una campaña militar más agresiva contra Irán y las PMF, a pesar de que es necesaria para disuadir sus ataques contra EEUU y sus aliados. Sin embargo, hay otras medidas que Washington puede emprender. Entre ellas, el despliegue en el Kurdistán de sistemas Patriot capaces de destruir misiles entrantes, lo que tendría un impacto material destinado a proteger el último bastión de influencia estadounidense que queda en Irak. Tal medida constituiría una muestra de fuerza y liderazgo necesaria por parte de la administración Biden.

La administración Biden puede estar contemplando la retirada de las fuerzas estadounidenses en Irak, pero esto sería desastroso para la campaña contra el Estado Islámico. El EI ha sido degradado en Irak, pero el grupo terrorista conserva la capacidad y la infraestructura para montar un regreso, como lo hizo en 2014, tres años después de que la administración Obama retirara sus fuerzas estadounidenses de Irak. Estados Unidos podría plantearse retirar sus fuerzas del Irak árabe, aceptando que el orden político en Bagdad y el predominio de las PMF hacen insostenible su presencia, pero solo si ello forma parte de una retirada a Erbil, donde Washington puede continuar su campaña antiterrorista.

Las Fuerzas Populares de Defensa e Irán no deben conseguir todas sus ambiciones: que Estados Unidos retire sus fuerzas y allane el camino para la expansión de Irán en el Kurdistán. Asimismo, el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani no debe hacer concesiones a Irán que supongan la capitulación de su gobierno y de Irak ante Teherán y sus aliados. Al retirar las fuerzas estadounidenses a Erbil, Estados Unidos está aprovechando las capacidades de un aliado y un refugio seguro que ha protegido a los grupos y funcionarios que han sido presa de la campaña terrorista de las PMF. Impedir la expansión de Irán en el Kurdistán empoderará a los actores iraquíes moderados en Bagdad que desean mantener vínculos equilibrados con Occidente y la región en general, en lugar de ver cómo Irak se convierte en un Estado cliente de Irán.

Artículo traducido del inglés de la web de Brookings.

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