China en 88 preguntas, de Xulio Ríos. Editorial Catarata. Madrid, 2010. 304 pag. 19 euros.
En octubre de 1939, Winston Churchill hablaba sobre Rusia en un programa de radio y mostraba sus aparentes limitaciones a la hora de aventurar qué acciones emprendería la gran potencia euroasiática tras el estallido de la segunda guerra mundial. “No puedo predecirle los pasos de Rusia. Es una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma; pero quizá haya una clave. Esa clave es el interés nacional ruso”.
La frase desde entonces ha hecho fortuna a la hora de mostrar nuestras limitaciones cuando se trata de analizar regímenes tan opacos como las dictaduras comunistas. Esa asumida incapacidad, sin embargo, no nos priva del placer por aventurarnos en terrenos nebulosos, como es el caso de China. A pesar de la advertencia del presidente Felipe González acerca de la peligrosa fascinación por el mandarinato chino, el interés por el gigante asiático crece al ritmo de su producto interior bruto.
En estos momentos en los que acaba de estallar la era post-occidental y China alcanza el estatus de gran potencia, su emergencia suscita numerosos interrogantes. Según Xulío Ríos, director del Observatorio de la Política China y autor de “China en 88 preguntas”, acercarse a ella exige abordar una dimensión integral e integradora del inmenso cambio que viene experimentando este país en el último siglo, trascendiendo el mero hecho económico.
“Para comprender la China actual, asumir las diferencias que nos separan y tratar de aventurar posibles hipótesis de evolución futura», explica Ríos, «nos serán de gran utilidad esas claves culturales que vertebran su actuar en todos los demás dominios y cuya importancia adicional radica en constituir un sistema genuino, diferente al occidental en tantos aspectos, y por lo mismo, merecedor de un loable esfuerzo de comprensión”.
Este esfuerzo se ha convertido en una guía indispensable de ágil formato pregunta-respuesta donde se abordan múltiples cuestiones: desde la economía y la sociedad chinas a la ideología y la cultura, las relaciones exteriores y la seguridad y la defensa, pasando por los derechos humanos o el medio ambiente.