La universidad Istanbul Şehir, fundada en 2008, se encuentra actualmente en una situación muy frágil. Su principal avalador bancario, el Halkbank (controlado en un 51% por el fondo soberano del gobierno turco), congeló el pasado diciembre los fondos de la universidad, después de que una corte estimase que la institución no sería capaz de devolver su deuda de unos 70 millones de euros. La ofensiva gubernamental contra la Şehir University no ha sorprendido a la comunidad académica turca, que lleva años sufriendo presiones gubernamentales que han comportado la expulsión, marginalización, exilio e incluso el suicidio de algunos académicos.
Más allá de la presión sobre el mundo académico, la Istanbul Şehir se ha visto envuelta en una lucha por la hegemonía del poder político. Las amenazas sobre ella forman parte de la batalla entre Ahmet Davutoğlu, ex primer ministro turco, y un grupo informal de poder conocido como los Pelícanos (Pelikancılar). La ofensiva gubernamental contra la universidad coincide con la formación de un nuevo partido político en el país, el Partido del Futuro (Gelecek Parti), liderado por Davutoğlu, que podría fragmentar el voto conservador que ha apoyado religiosamente al presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y a su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Desde hace años, la lucha descarnada por el poder está normalizando en Turquía una lógica política donde la oposición o cualquier crítica contra el gobierno se ve como un motivo de traición que puede acarrear duras penas. Ahora, la falta de diálogo político podría acabar con la Istanbul Şehir, pero también con el proyecto fundacional tras dicha universidad, a merced de la voluntad de los Pelícanos.
¿Qué significa(ba) la Istanbul Şehir?
La universidad Istanbul Şehir fue fundada en 2008 como parte de un proyecto iniciado 20 años antes, en 1986. Ese año se creó la Fundación para las Ciencias y el Arte, con la intención de acercar al público visiones no occidentales de la historia global, y reivindicar figuras de la ciencia, el arte y el pensamiento orientales. La fundación estaba presidida por grandes nombres de la esfera conservadora y religiosa turca, como Murat Ülker y Fikri Gökbörü, ambos importantes hombres de negocios de origen tártaro de Crimea, Ali Pulcu, político originario de Bolu (y posteriormente parlamentario del AKP), Mustafa Özel, intelectual de origen kurdo, y Davutoğlu, académico nacido en Konya.
A pesar de tener un trasfondo conservador, el grupo ideó un espacio intelectual donde cupiesen distintas ideologías, rompiendo con la lógica cultural y política entonces imperante de seculares contra islamistas. Ese fue el distintivo de dicha organización y el de sus instituciones asociadas: establecer un grupo intelectual de trasfondo conservador pero con elementos liberales que facilitasen la integración de individuos con distintas ideologías, credos y origines étnicos.
La expansión de la Fundación para las Ciencias y el Arte durante los años noventa culminó en 2008 con la inauguración de la Şehir University. A la inauguración asistieron distintas figuras políticas, entre ellas Erdoğan, que entonces tenía como mano derecha a Davutoğlu.
En la actualidad, como apunta el profesor de la Istanbul Şehir Ferhat Kentel, la pluralidad de la universidad se ha convertido en su mayor amenaza. Además, al estar su dirección y la mayoría de sus estudiantes más cerca de los círculos políticos de Erdoğan que de los de la clásica oposición secular, el desafío que plantea esta universidad para el gobierno es aún mayor. Según Kentel, la Istanbul Şehir es diferente de las universidades elitistas seculares –como las universidades de Koç o Sabancı– y sus críticas son más peligrosas al provenir de ámbitos religiosos. “No es solo secular o antisecular –prosigue Kentel–, la Istanbul Şehir es una universidad liberal, con distintas ideologías, lo que le hace ir contra el actual gobierno. La Istanbul Şehir cuestiona todo, como parte de su fomento del pensamiento crítico”.
Muzaffer Şenel, también profesor de esta universidad, destaca que la Istanbul Şehir no ha expulsado a ningún profesor como consecuencia de la presión gubernamental de los últimos años para silenciar voces críticas dentro del mundo académico turco. Şenel defiende que “la Istanbul Şehir apoya la libertad de pensamiento y la libertad académica”, al tiempo que destaca un elemento particular de la universidad: en 2015, se convirtió en la primera universidad en Turquía en ofrecer cursos académicos de lengua armenia.
Hoy, el futuro de la Istanbul Şehir pende de un hilo. Por decisión del Alto Consejo de Educación, responsable de la gobernabilidad de las universidades turcas, la universidad de Marmara, también en Estambul, recibió el encargo de tomar la dirección de la Istanbul Şehir y nombró el pasado diciembre un nuevo rector. Seguramente, este curso académico se complete, pero lo que pase después con la universidad y toda su infraestructura es impredecible.
Dentro de la universidad algunos especulan con una “renovación” de profesores, y con que la Istanbul Şehir se convierta en una universidad privada más, con académicos leales a las directrices políticas del gobierno. Otros creen que las autoridades podrían cerrar la universidad directamente, además de dificultar al máximo el futuro profesional de los profesores despedidos.
‘Pelícanos’ al poder y juegos de suma cero
Lo que ha dejado claro la última ofensiva del gobierno turco contra el mundo académico es la preponderancia de actores políticos e intelectuales cercanos a Erdoğan, asociados en el grupo informal de poder de los Pelícanos. Este grupo, liderado por el yerno de Erdoğan, Berat Albayrak, actual ministro de Finanzas, y por otras figuras influyentes como el hermano de Albayrak, Serhat Albayrak, consejero-delegado del grupo mediático Turkuvaz Media Grup, o la popular periodista Hilal Kaplan, ha copado importantes posiciones del gobierno y del mundo empresarial, siendo sus miembros los mayores propulsores, junto a Erdoğan, de la implementación de un sistema presidencial en Turquía. Paulatinamente, el grupo se ha convertido en el más influyente en la toma de decisiones en el país.
Los Pelícanos se dieron a conocer con el “golpe palaciego” contra el entonces primer ministro Davutoğlu. El golpe, llevado a cabo en 2016, consistió en la filtración desde el palacio presidencial en Ankara de un dosier llamado Pelikan Dosyası. El informe dilapidó el prestigio político de Davutoğlu, quien pasó a ser considerado un enemigo del régimen.
Desde la marcha de Davutoğlu y la implementación del sistema presidencial en Turquía, los Pelícanos se han convertido en un elemento clave en el incremento del autoritarismo y en el renacimiento de un nacionalismo más etnocéntrico y religioso. Aplicando una lógica política de “suma cero”, las críticas públicas contra el gobierno turco son automáticamente etiquetadas como “traición al Estado” o “terrorismo”. Como indica el profesor Kentel, “en el palacio presidencial los asientos son limitados”. Y el hambre por el poder es aguda.
Un ejemplo de la nueva lógica es este informe realizado por el think tank turco SETA (fundado por Davutoğlu, pero cooptado por los Pelícanos). En julio de 2019, el think tank publicó un documento donde se analizaba la presencia de medios internacionales en Turquía que emplean periodistas turcos. El análisis concluyó que la mayoría de sus noticias representaban un ataque a la nación, desacreditando el trabajo de los periodistas. El informe de SETA fue de inmediato criticado por el Sindicato de Periodistas Turcos, que acusó al think tank de elaborar una lista negra y desacreditar a los periodistas turcos que trabajan para medios internacionales y son críticos con el gobierno.
Fin de un sueño
Dentro de esta lógica de poder, la Istanbul Şehir no encaja y representa una amenaza para el gobierno turco. Más allá del futuro inmediato de la universidad, la ofensiva gubernamental contra la esfera académica va a contribuir a la debilitación del sistema educativo y a desacreditar al mundo académico. También supone el final del sueño intelectual del grupo fundador de la Istanbul Şehir, la Fundación para las Ciencias y el Arte, que planteó una infraestructura para el desarrollo de una nueva intelectualidad religiosa, a la vez que plural en términos religiosos, ideológicos y étnicos.
Estos planteamientos hoy no tienen cabida en el sistema de poder en Turquía, donde hay que elegir entre lealtad al gobierno o traición. La falta de término medio está acabando con las pocas estructuras y espacios de diálogo político en el país. El proyecto de la Fundación para las Ciencias y el Arte no parece ser una excepción, expuesta a la lógica de poder levantada por los Pelícanos.