Por Marcos Suárez Sipmann.
La III Cumbre UE-África ha finalizado con la adopción del “Plan de Acción 2011/2013” y la “Declaración de Tripoli”.
Los líderes de los países africanos y de la UE acordaron intensificar los esfuerzos conjuntos para fomentar la inversión, crear empleos para las generaciones jóvenes que se incorporan al mercado laboral, principalmente en África, y fortalecer la cooperación en las ocho asociaciones designadas en la Estrategia Conjunta Africa-UE (JAES en inglés) de 2007. Sin embargo, en este segundo Plan de Acción se pide concentrar la cooperación común en unos pocos sectores claves para agilizar el desarrollo, como desarrollo institucional, energías renovables o infraestructuras.
La UE ofrecerá 50.000 millones de euros para apoyar el objetivo general de la JAES, según afirmó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
La Declaración de Trípoli también destaca su compromiso para promover el sector privado como un motor clave del crecimiento económico incluyente y sostenible, para lo cual hace falta un clima empresarial transparente y bien gobernado.
Como se había anunciado, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, intervino en la mesa sobre Objetivos del Milenio, agricultura y seguridad alimentaria, en compañía de los primeros ministros de Luxemburgo y Bélgica. Este encuentro quedó, no obstante, marcado por la ausencia de la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, los tres pesos pesados de la UE.
El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Jean Ping, recalcó la importancia de que el continente atraiga más inversiones y comercio del exterior. La UE es el principal socio comercial de África, pero los intercambios con este continente apenas suponen el 2% del comercio total de los Veintisiete. El conjunto de África únicamente atrae un total de inversiones similar al que recibe la ciudad-Estado asiática de Singapur. Ping lamentó que en los años 90, si bien los países africanos implantaron el “Consenso de Washington”, clave para lograr el crecimiento, las inversiones se fueron a los países de Asia, donde se había rechazado ese consenso.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, reafirmó el interés en promover una cooperación basada en la erradicación de la pobreza mediante la solidaridad, igualdad e interés común. Habló del proyecto de estrategia «Europa 2020», que pretende crear una economía inteligente y sustentable, por lo que cuenta con la contribución africana.
La cumbre trató asimismo cuestiones medioambientales y migratorias, aunque no logró aprobar la declaración conjunta Africa-UE sobre cambio climático debido a la fuerte oposición de los países africanos. La declaración común sobre el cambio climático era uno de los principales documentos que se quería aprobar en esta cita, coincidiendo con el inicio de la reunión de Cancún (México).
El mandatario anfitrión, Muammar Gadafi, en su habitual exceso de protagonismo pidió abolir la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Mundial, y volvió a lanzar opiniones controvertidas sobre inmigración, la piratería en Somalia o la democracia y los derechos humanos. Exigió fondos por alrededor de 7.000 millones de dólares para limitar la inmigración ilegal, lo que fue rechazado por la UE. El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, rechazó el pedido de fondos adicionales de la UE para la lucha contra la inmigración y recordó que la UE ya aprobó en octubre un desembolso de 50 millones de euros (65 millones de dólares) para Libia.
Conflictos africanos
La segunda jornada fue protagonizada por los conflictos internos africanos, en especial los de Somalia y Sudán, para los que la UE renovó su compromiso de ayuda. Los europeos mantienen en Uganda y en cooperación con la UA una misión de formación de soldados somalíes para intentar apoyar la estabilidad de ese país. Con respecto a Sudán se ha pedido que las partes implicadas cumplan todos sus compromisos de cara al referéndum de autodeterminación de la región sur, previsto para el 9 de enero. El Acuerdo General de Paz -suscrito entre el Gobierno y el Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS)- puso fin a una guerra de 20 años entre el sur cristiano y animista contra el norte árabe y musulmán. La declaración de Trípoli insistió en que ambas partes respeten el resultado de la consulta y hagan progresos en las cuestiones posteriores a la misma. Barroso destacó el apoyo europeo a la estabilidad de Sudán – cuya delegación anunció el domingo su salida por las presiones europeas para que no participara su presidente, Omar Hasán Al Bachir – con el envío de una misión de observación electoral y la creación de capacidades, especialmente en el sur.
Por su parte, el rey de Marruecos, Mohamed VI, a través del discurso leído por su primer ministro, Abás El Fasi, advirtió de la injerencia en los asuntos internos como una de las causas de la inseguridad y la inestabilidad, aunque no mencionó el nombre del Sahara Occidental. Pidió una “intensa” cooperación a nivel regional e internacional, contra amenazas como terrorismo, piratería, criminalidad transnacional, tráficos de todo género y la toma de rehenes. El rey marroquí se mostró partidario también de incrementar la cooperación entre África y Europa en cuestiones como desarrollo, inmigración o cambio climático.
La actual cooperación bicontinental – en sí ya un avance – continúa con dificultades pero éstas se están diagnosticando con mayor claridad. En la próxima cumbre, que se realizará en Bruselas en 2013, se evaluarán los resultados de los acuerdos y directrices que se ponen en marcha desde hoy.
Marcos Suárez Sipmann es politólogo y jurista.
Para más información:
Unión Europea, «The EU and Africa: working towards closer partnership». Eurobarómetro, noviembre 2010.
Mail & Guardian, «Africa, EU on summit collision course». Artículo, noviembre 2010.
Gobierno francés, «Unión Europea y África». Comunicado, noviembre 2010.
BBC, «Africa Today». Podcasts, diciembre 2010.