El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la retirada del Tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces), un acuerdo de desarme fundamental para la seguridad europea. Firmado en 1987 por Reagan y Gorbachov, en él ambos mandatarios se comprometían a eliminar y renunciar permanentemente a todos sus misiles balísticos y de crucero, nucleares o convencionales, que pudieran ser lanzados desde plataformas en tierra y que tuvieran un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros. Misiles considerados especialmente desestabilizadores porque tienen todo el poder destructivo de un misil balístico intercontinental, pero una trayectoria mucho más corta, lo cual hace que los sistemas de alerta temprana no puedan detectarlos a tiempo.
El Tratado INF significó la destrucción de 2.692 misiles desplegados en Europa: 846 de EEUU y 1.842 de la entonces Unión Soviética. Además, es un tratado muy especial porque, por primera vez en la historia, las dos superpotencias se ponían de acuerdo para reducir sus arsenales nucleares. También fue clave para poner fin a décadas de tensión y para frenar la carrera de armamentos, ya que se convirtió en la piedra angular sobre la que se construyó la arquitectura de desarme nuclear entre Washington y Moscú.
El pretexto de Trump para abandonar el pacto es que Rusia lo está incumpliendo y que China no es parte del mismo. Pero China nunca se va a adherir a él porque es un acuerdo bilateral en cuyas negociaciones no ha participado y porque afectaría a la mayor parte de su arsenal nuclear.
En 2014, Barack Obama ya acusó a Moscú de estar realizando pruebas con un misil lanzado desde una plataforma móvil en tierra, que violaba el Tratado INF. Obama, no obstante, decidió no poner en cuestión el tratado atendiendo a las objeciones de los aliados europeos –en especial de Alemania– y se limitó a reafirmar el compromiso de EEUU con la seguridad de Europa, comprometiéndose a intentar que Vladímir Putin volviera a cumplir lo pactado. En 2017, el Pentágono afirmó que los rusos habían comenzado a desplegar esos misiles. Moscú siempre lo ha negado y ha solicitado a EEUU que divulgue los detalles técnicos que sustentan tal acusación. Por su parte, Putin ha manifestado en repetidas ocasiones que era Washington quien estaba incumpliendo el Tratado INF al desplegar interceptores antimisiles en Rumania, que podían ser usados de manera ofensiva contra Rusia.
En respuesta al reciente anuncio de Trump, Putin ha reiterado que no es cierto que Rusia haya violado el Tratado INF, que es inaceptable y peligrosa esta retirada unilateral sin dar una oportunidad al diálogo y que espera que todavía haya espacio para negociar. Sin duda, con voluntad política cualquier problema de incumplimientos se puede negociar, pero ese no es el objetivo del presidente estadounidense, como ha quedado demostrado con su retirada del acuerdo nuclear con Irán, con el anuncio de abandonar el Tratado INF y, como pronto veremos, cuando tampoco prorrogue el START III (Strategic Arms Reduction Treaty) que vence en 2021, el último de los importantes Tratados que han servido para reducir las armas nucleares.
Fuente: OTAN
Alarma en Europa
No hace tanto tiempo, en abril, el Departamento de Estado de EEUU afirmaba que lo prioritario era que Rusia volviera a cumplir el acuerdo para asegurar la continuidad y la viabilidad del Tratado INF. En julio los miembros de la OTAN, incluido EEUU, firmaron una declaración en la que sostenían que el Tratado INF era crucial para la seguridad euro-atlántica y que la OTAN quedaba comprometida a su preservación. Tres meses después, Trump ha tomado la decisión de abandonarlo de manera unilateral, sin consultar ni casi informar a los aliados. Este hecho, sumado a otros desencuentros, amenaza gravemente la cohesión de la OTAN y dificulta que los aliados puedan coordinar una estrategia adecuada cuando el tratado deje de estar en vigor. La OTAN no apoya el despliegue de ese tipo de misiles en Europa y ningún país europeo se ha ofrecido a acogerlos. Aun sin el Tratado INF, los países europeos miembros de la OTAN pueden rechazar los misiles. Un debate sobre si desplegar los misiles estadounidenses en territorio europeo y dónde hacerlo conseguirá separar aún más a EEUU de Europa y debilitar la Alianza Atlántica, lo cual será una muy buena noticia para Putin.
La Unión Europea se opone abiertamente a la decisión de Trump y en una declaración del 22 de octubre recuerda que el Tratado INF supone una importante contribución a la obligación de desarme nuclear establecida en el artículo VI del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP); exhorta a EEUU y a Rusia a mantener un diálogo constructivo para preservarlo y asegurar su pleno y verificable cumplimiento, ya que es crucial para la seguridad europea; y espera que EEUU reconsidere su retirada por las consecuencias para su propia seguridad, para la seguridad de los aliados y para la estabilidad estratégica mundial. Hasta Reino Unido, que dice entender la decisión de Trump, cree que es prematura y que debería mantenerlo e intentar conseguir que Rusia lo respete. El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha puesto en contacto con Trump para hacer hincapié en la importancia de mantener el tratado y el gobierno alemán se ha mostrado especialmente alarmado y ha recordado la crisis que se produjo en los años ochenta cuando millones de europeos rechazaron los misiles.
Por otro lado, Putin ha anunciado que si se despliegan los misiles en Europa responderá de forma rápida y eficaz, y que los países que acepten el despliegue en su territorio quedarán sometidos al riesgo de recibir un ataque. Asegura, además, no comprender por qué es necesario poner a Europa en tal situación de peligro cuando EEUU tiene misiles del mismo tipo que puede lanzar desde el mar y desde el aire para cubrir los mismos objetivos. Trump nos pone a los europeos en una situación innecesaria de riesgo porque Putin podrá desplegar los misiles ahora prohibidos por el Tratado INF en su enclave europeo de Kaliningrado y tener toda Europa a su alcance. Debería por tanto reconsiderar el impacto de abandonar el tratado para la seguridad europea, valorar que no confiere ninguna ventaja militar a EEUU en Europa, y asumir que debilita la seguridad tanto de su país como la de sus aliados porque abre la puerta a que Rusia despliegue sus misiles sin restricción alguna.
Hacia un futuro sin control del armamento nuclear
Se abre un imprevisible escenario y se vislumbra una preocupante carrera de armamentos con múltiples Estados nucleares, porque este tipo de decisiones estimulan la proliferación. Es un preocupante paso atrás en el cumplimiento de la obligación que tienen todos los declarados países nucleares de reducir hasta eliminar sus arsenales, según establece el TNP, y una mala noticia para todos.
En definitiva, la decisión de Trump de abandonar el Tratado INF es innecesaria, equivocada y perjudicial para la seguridad y la estabilidad mundial porque lleva a una peligrosa escalada nuclear, pero sobre todo para la seguridad europea, donde se podrían revivir las tensiones de la guerra fría cuando Trump pretenda desplegar los misiles ahora prohibidos por el tratado.